Diario de León
Publicado por
ANTONIO PÉREZ HENARES
León

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LOS PERIODISTAS nos hemos convertido o están tratando de convertirnos, si aun queda alguna rendija para el optimismo, en la infantería de los partidos políticos. Y algunos, alborozados, lo único que pretenden es que los nombren tenientes. La sufrida militancia era el peonaje de la política. El activo movilizable para el duro, y poco lucido, trabajo de brega. Pero han cambiado los tiempos y el cartel y la octavilla son ya pleistoceno. Así que lo que hay que alistar en la tropa es al medio y al mensajero. El sendero no es nuevo, pero ahora la pendiente deslizante esta en máximos desniveles. La tendencia es tan arrolladora que fuera de la trinchera no hay quien sobreviva. La exigencia es estar en un lado o en el otro, ser del blanco o del negro. La obligación es estar cogido al palo de una bandera. No tenerla, pretender andar por libre y con personal criterio supone acaparar papeletas de inmersión en el ostracismo. A los debates es obligatorio el acudir sin un matiz, colocarse en la almena del castillo o forrarse de hierro para lanzarse a su asalto. Intentar ponderación, analizar sin orejeras, estar de acuerdo en unas cosas con los tirios y en otras dar la razón a los troyanos es quedar fuera del sistema. Eso no es válido para la tramoya, eso no tiene cabida en el circo. Aquí o se es tirio o se es troyano, se avanza a toque de silbato y se combate a toque de consigna. No ha lugar para la duda, no hay tiempo para la reflexión, no hay espacio para las verdades relativas. Así nadie ha ganado jamás una batalla y es necesario que entendamos de una vez por todas cuál es la misión de la infantería. Que es lo que somos.

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