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Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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DE VIAJE en viaje, Zapatero ha hablado en el Parlamento de París. Grato momento, con discurso retórico aunque con tufillo. Un presidente de Gobierno debería saber, al menos francés e inglés. A los franceses les gusta que los discursos sean en su lengua pero en fin, hay lo que hay. No me pareció muy acertado ofrecer a los franceses fraternidad, porque ese concepto lo inventaron ellos: es como querer ir a vender vino a Valdebimbre. A veces, hablar en un parlamento extranjero trae mal de ojo. Aznar habló en una sesión conjunta al Parlamento americano y a los pocos meses perdió las elecciones. Sin conocer aún los frutos de este viaje, vendrá a León a relanzar el Inteco y la Ciudad de la Energía ¿Qué es eso de relanzar? Mejor sería que pusiese la primera piedra, porque lo otro huele a más promesas, pero pocas realidades. Lo que sí parece es que -como a todos los presidentes de Gobierno- los viajes comienzan a gustarle a ZP. Es el síndrome de la Moncloa y tiene difícil tratamiento. Mientras tanto, aquí hay problemas. Antibióticos, por ejemplo. Es fácil tratar de echar las culpas a la Junta, pero no es real. Ha hecho cuanto ha podido, ahora y antes y ha ayudado con mucho dinero. Isabel Carrasco lo sabe bien, como también que alguno de los posibles compradores de antaño estaba dispuesto a la operación pero con trampa, poco menos que si la Junta, con cargo a sus presupuestos, le pagaba las nóminas. Eso fue antes. Ahora ignoramos las razones profundas del órdago empresarial: la Junta hará lo que deba, pero no es la propietaria de la empresa, así que no se le pueden echar más responsabilidades que las que tiene. Porque si entramos en ese juego, habrá que pedírselas también al ministro Montilla, que lo es de Industria y que parece mucho más ocupado en los problemas de la Generalitat con los hundimientos del Carmelo que en los del resto de España, sin ir más lejos, en la propia tierra de Zapatero. Otro apunte más bien feo. Un concejal del PSOE municipal ha pedido que Amilivia dimita de su escaño de senador. Hay que ser muy prudente en estas cosas, entre otras razones, porque hay algo que se llama vergüenza torera, que parece faltar en este caso. Las percepciones económicas están muy claras en la ley: el alcalde cobra el sueldo de senador, que por ley es irrenunciable y no cobra el de alcalde, aunque perciba lo que por ley le corresponda por asistencias a plenos o comisiones ¿A qué viene, pues esa petición de dimisión? ¿Por qué no se les ha ocurrido hacer lo propio con Miguel Martínez? En el Senado hay muchos alcaldes de todos los partidos. Ahora que tienen la mayoría, ¿por qué no presentan una proposición de ley para echarlos a todos de allí? ¿creen que los propios alcaldes socialistas estarían por la labor? Más seriedad y menos marrullería, porque parece que al final, el único reparo que pueden poner a la impecable gestión de Amilivia es que además de alcalde, los leoneses le hayan elegido senador en lista abierta. Por cierto, que perdiendo las elecciones, fue el tercer senador de la provincia, no el cuarto. Amilivia en modo alguno debe renunciar a ser senador, porque allí le ha puesto la voluntad popular. Si escuece, ya se sabe, ajo y agua.

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