Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

Cortiguera suflé

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

LOS POLÍTICOS, no sin la colaboración de los medios, son cada día que pasa más hábiles para alejarse de las desgracias o intereses reales del pueblo a través de una dialéctica absurda que desde los socavones del Carmelo o desde un bar de Cortiguera sólo puede contemplarse con una sensación de rabia kafkiana. ¿Cómo es posible que en Cataluña entera no se hable más que del 3% o de la moción en lugar de la rápida vuelta a sus casas de los damnificados? ¿O cómo explicar a los parroquianos de ese pueblecito berciano de Cabañas que patalean porque algunos listos -políticos incluidos- han intentado «birlarles» diez hectáreas comunales a precio de saldo, que lo único urgente sea conocer ahora si el delegado de la Junta tiene un chalé ilegal, si es de su madre, o de la santa madre iglesia? Que tiene miga. Pero la mayoría de los vecinos de Cortiguera aguardarán alucinados a que, como predica Pascual Maragall, se desinfle el suflé de moda. Para que de nuevo los más sensatos adviertan que lo que más prisa corre es aclarar -con las Cortes incluidas- la supuesta y torpe participación de cargos del Partido Popular -con el inopinado asesoramiento del delegado territorial- en la operación «frutales baratos» para Raúl Valcarce y compañía. Un asunto en el que no cabe la malversación política, puesto que ha sido la mayoría del pueblo la que se ha lanzado en tromba contra la pedánea y sus adláteres para evitar que se consumara la dudosa empresa. En la patria del botillo, con todo, se elaboran tradicionalmente unos suflés cojonudos. Como el horno político siempre está a 250 grados -aunque luego venga Isabel Carrasco y diga que todo va como la seda-, pues con que alguien le eche dos buenos huevos se logra la mayoría de las veces un efecto tan espectacular como relativamente efímero. Sucedió en Ponferrada cuando el PSOE hinchó el suflé de la retirada de la montaña de carbón hasta el infinito y más allá, y hoy sin embargo la mayoría de los ciudadanos reconoce esta obra como una de las intervenciones más emblemáticas de la historia de la ciudad. También cuando el PP batió el victimismo a punto de nieve para intentar demostrar que la última gran subida del IBI era pariente de la congruencia fiscal. Pero bastantes miles de ponferradinos protestando en la calle vinieron a dejar más que flácido aquel amargo pastel. Y qué decir del suflé de La Rosaleda, trufado de medias verdades de todos los sabores. Afortunadamente casi siempre, cuando los políticos dejan de meter más calor de la cuenta a todos estos asuntos, la ciudadanía tiende a percibir el tamaño real del desaguisado o, por qué no, de la obra o del proyecto precedido de grandilocuentes pronósticos benéficos. Medida es lo que cabría exigir tanto a los responsables del gobierno como a los de la oposición en asuntos de tanto calado público, aunque se circunscriban al pueblo más pequeño del Bierzo, como el que preocupa a los habitantes de Cortiguera bajo sospecha de pelotazo urbanístico. Y para los cargos afectados, la segunda receta «maragallista»:Mucha, pero que mucha vaselina.

tracking