El día de los consumidores y el Mercado del Conde

DESDE la década de los sesenta, se viene conmemorando en todo el mundo el 15 de Marzo como el día de los Derechos de los Consumidores. En esa misma fecha de 1962 el presidente Kennedy, se dirigió al Congreso de EE. UU. en un discurso, que se haría famoso, en el que se hace alusión a cuatro características del consumo que se han convertido ya en derechos fundamentales y básicos. Estos serían el derecho a la seguridad (protección contra la comercialización de mercancías que pongan en peligro la salud y la vida), el derecho a la información (y en contra de prácticas fraudulentas y engañosas), el derecho a elegir (garantías para decidir con libertad el acceso a variados productos y servicios) el derecho a elegir (garantías para decidir con libertad el acceso a variados productos y servicios) y el derecho a ser escuchado (con la consideración favorable a la hora de formular políticas de gobierno). Mucho tiempo ha pasado desde entonces y el consumidor se ha constituido en un decisivo sujeto del entramado económico, cada vez más participativo y más consciente de su legítima fuerza. La Constitución Española recoge, en su Artículo 51, los derechos de los consumidores y asegura que serán garantizados por los poderes públicos. En este día estimamos de interés hacer una especial referencia al único mercado municipal actualmente en funcionamiento en nuestra capital (una vez desaparecido el de Colón), el conocido popularmente como Plaza del Conde. El origen histórico de los mercados en las plazas públicas está asociado al desarrollo de las ciudades y a su abastecimiento con los productos provenientes del campo. Desde un principio estos mercados se pusieron bajo la jurisdicción de los ayuntamientos quienes, pro ley, se veían obligados a contar con plazas de abastos en núcleos de más de diez mil habitantes con el fin de cubrir sus necesidades básicas, aunque en la actualidad se tiende en muchos casos a la privatización. El mercado de la plaza del Conde se encuentra en pleno corazón del casco antiguo. Construido en los años 1928-29, a la sombra del torreón del semiderruido palacio de los Condes de Luna, el deterioro producido por el paso del tiempo, la irrupción de las nuevas tecnologías y sus estructuras obsoletas obligaban a tomar medidas urgentes para enfrentarse a los nuevos retos y a las nuevas fórmulas comerciales y más competitivas, encarnadas en otros centros como son las grandes superficies, supermercados, hipermercados, etcétera. En el sector alimentario ha habido grandes transformaciones en los últimos años, que han afectado especialmente a los comerciantes detallistas y es en los mercados municipales donde se integra buena parte de estas oferta que hace aumentar las posibilidades de elección para el consumidor con un número amplio de puestos de venta en pescados, carnes, frutas, verduras y hortalizas, quesos, casquerías, pollerías, etc. En nuestra ciudad los mercados semanales de la Plaza Mayor, tan tradicionales en el paisaje leonés, sirven como puntos de venta de las producciones de los agricultores y de los ganaderos leoneses y aumentan las disponibilidades para el abastecimiento de la población, que conserva lazos emocionales y de fidelidad comercial con determinaos puestos. La modernización y mejora de los mercados tradicionales corre a cargo de Mercasa, empresa pública que tiene en cuenta todas las perspectivas que inciden en su remodelación: «Se trata de que no sólo sean centros de compra sino también como revitalizadores de determinadas áreas urbanas y, más en concreto, de los cascos antiguos de las ciudades». De este modo se pueden convertir en catalizadores de cambios sociales y ciudadanos, y pueden servir para la rehabilitación de zonas degradadas o en peligro de abandono por parte de los vecinos que, al lado de mercados rehabilitados, las transforman en núcleos vivos. Hasta hace poco se decía que una ciudad resumía sus señas de identidad en sus mercados; de ahí que todo el cuidado sea poco a la hora de preocuparnos por nuestros tradicionales comercios. El mercado del Conde ha sido remodelado con vistas a lograr modernizar sus instalaciones; sus obras han afectado tanto al exterior como al interior del edificio, mediante la mejora estructural de sus puntos de venta, la renovación de las cubiertas y del tejado, así como del pavimento, sistemas de climatización, recogida neumática de basuras, etc., lo que ha supuesto una buena recuperación de este emblemático mercado que, sin llegar a perder su tradición, ofrece un nuevo paisaje para el consumo.