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León

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PARALELAMENTE a la tradicional edición de carteles con imágenes de la Semana Santa, el Ayuntamiento presentó ayer, en el Palacio de Don Gutierre, una interesante exposición con interpretaciones nada convencionales sobre el Via  Crucis, hasta chocantes. Para quien esto escribe todo gran arte es siempre espiritual,  desde un bodegón a una Ultima Cena, aunque no siempre lo espiritual es sinónimo de religioso o de ortodoxia. Más importante aún que esta, que no debe ser subestimada en sus aspectos más profundos, es el corazón humano y su búsqueda de una verdad, sea desde la tradición o desde otros caminos. Cumbres del arte espiritual son las obras de El Greco, Hopper y Rothko, por citar tres ejemplos, porque son cobijos contra la tormenta y nos consuelan.  La paulatina desaparición de lo religioso como temática mayoritaria en la pintura no implicó que el gran arte dejase de ser espiritual, pues esta condición es tatuaje y destino. Lo que el gran arte no podrá ser nunca es banal. La Iliada está impregnada de espiritualidad cuando el rey Príamo suplica con sollozos a Aquiles que le devuelva el cadáver de su hijo. También Million dollar baby. No hay una única trascendencia posible. Esta exposición es más que un juego estético o con el diseño. Un acierto tanto de Alfonso Ordóñez como de la Escuela de Percusiones. Arte serio e intenso, incluso en aquellas interpretaciones más aparentemente irreverentes. Nada envejece más rápido que la voluntad de escandalizar, no digamos ya de herir. Pero el objetivo ha sido otro. 2via crucis dialoga con la visión más tradicional de la imaginería religiosa, y lo hace con ética y estética... pero con otras miradas. Todo un logro.

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