Cerrar

CON VIENTO FRESCO

Una interpretación de la Semana Santa

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

Creado:

Actualizado:

COMIENZA la Semana Santa, cuyas procesiones suscitan opiniones para todos los gustos; a algunos incluso les gustaría prohibirlas. Unos las interpretan como una atracción turística. La belleza impresionante de los pasos que conservan algunas cofradías son un motivo indudable de belleza estética y atracción popular. La solemnidad de las procesiones, los vistosos emblemas y estandartes, las bandas de trompetas y tambores que retumban en medio del silencio y el fervor religioso de los cofrades son un buen reclamo estos días. Otros las consideran un hecho simplemente cultural, sin trasfondo religioso alguno. Algunos incluso las critican suponiéndolas indicio claro de la superstición e incredulidad de los españoles, contraponiendo en estas prácticas la fe con la religión. Sin duda en la Semana Santa hay mucho turismo y un componente cultural e incluso antropológico evidentes, pero reducir la Semana Santa a esto sería un error. La Semana Santa española es una explosión de fervor popular. Es un acontecimiento religioso, por medio del cual los cristianos rememoramos el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Este acontecimiento fue un hecho histórico perfectamente datable y por eso, podemos recrearlo y vivirlo en los pasos que, a manera de una historia clara y sencilla, lo describen. Asistimos a un proceso de secularización creciente, cada vez más intenso y no sé si ineluctable. El consumismo, el hedonismo y el relativismo conducen a ello. También hay grupos que buscan reducir el espacio público de la religión, encerrándola en un gueto del que, según ellos, no debería salir. La religión -a veces da esa impresión- se repliega casi hasta hacerse invisible, excepto en momentos muy concretos del año litúrgico, como la Navidad o la Semana Santa. Hoy parece contar muy poco la dimensión espiritual del hombre. Y sin embargo, pese a todo eso, no ha muerto, se resiste a desaparecer. Las encuestas descubren que muchas personas, aunque poco o nada practicantes, mantienen su fe en Dios, admiran a Jesucristo y hasta creen en algunos dogmas de la Iglesia Católica, de la que a su manera no dejan de sentirse miembros. Quizá es que los españoles, pese a la reducción del espacio religioso, nos resistimos a olvidar lo que han sido nuestras señas de identidad durante siglos, las marcas de nuestra historia colectiva. Hay nostalgia de ese pasado. Hay también muchos creyentes secularizados que en su vida diaria omiten citar a Dios; pero luego lo que hacen y hasta lo que dicen, es decir, el trasfondo de sus creencias, es puramente cristiano, aunque por miedo o por vergüenza no lo quieran reconocer. Quizá por eso el grito de alerta de este Papa ha sido desde los inicios de su pontificado: «No tengáis miedo». Muchos cristianos tienen miedo, están acobardados, no se atreven a reconocer públicamente sus creencias. Esta actitud conduce a la esquizofrenia. Como señala Ortega «las creencias son lo que verdaderamente constituye el estado del hombre». La creencia no sólo es lo que se piensa sino en lo que además se cree; por ello es una función del viviente, que sirve para orientar su conducta. Vivir sin creencias es vivir desorientado. El cristianismo es una religión de salvación que se centra en el ámbito del misterio pascual. Para salvarse, recuerda Juan Pablo II en su libro Cruzando el umbral de la esperanza, el hombre tiene que detenerse bajo la Cruz de Cristo. Esto es algo que sabe todo cristiano, incluso aquellos más alejados de una práctica religiosa regular. Por eso, interpreto la Semana Santa como el momento del año en que muchos o algunos se detienen a pensar en estas cosas. ¿Cómo explicar que cada año haya más participación en las procesiones, se creen nuevas cofradías y aumenten hasta cifras impensables hace años el número de los cofrades en toda España?. Sólo puedo entenderlo en que esa religiosidad miedosa y escondida aflora de nuevo. Pero también puede ser un espejismo y que, al final, la religión sea sólo cosa de minorías. 1397124194