Va de ultras, con perdón

NO ES la primera vez y seguro que tampoco será la última. He voceado desde este balcón, en más de una ocasión, cómo proliferan los «Mañuecos» de turno en Castilla y León. Se les dintingue porque cuando piden explicaciones al Gobierno regional sobre su gestión contestan siempre atacando e intentando descalificar al interpelante. El último caso se me antoja antológico. Lo ha protagonizado el portavoz del PP en el castillo de Fuensaldaña, José Antonio de Santiago. Cuando el secretario general de los socialistas de Castilla y León, Ángel Villalba, ha pedido más seriedad y normas éticas en el Parlamento autonómico, el referido portavoz popular ha replicado: Villalba como mejor está es callado. Lo mismo que le dijo Esperanza Aguirre a Ruiz Gallardón, aunque le añadiera el piropo de «más guapo». La respuesta que darían siempre un par de ultraderechistas sin la más mínima sensibilidad democrática. José Antonio de Santiago es psiquiatra. Debe saber, por ejercicio profesional, que lo mejor de los psiquiatras es que escuchan. Él no sólo no escucha, sino que aspira a amordazar. Decirle a un portavoz parlamentario que como mejor está es calladao, descalifica al que ha hecho esa afirmación y lo retrata completamente. En definitiva: tenemos a otro Cosidó clónico de portavoz del PP en Fuensaldaña. No soy feliz metiendo la pluma en prácticas de ultraderecha. Y mucho menos en estos tiempos de Pasión, Muerte y Resurrección. Tiempo también de lluvias que bendicen, aunque para pesadumbre de los hombres/mujeres que preparan durante todo el año la Semana Santa leonesa. Ayer les tocaba desfilar a los papones negros. No sé si, como el día anterior, hubo suspensión de procesiones. Lo que sí he visto es el espectáculo que ha montado el rey del mundo, el presidente norteamericano George Bush y su partido, promoviendo la ley que neutraliza una sentencia judicial. El fallo del tribunal autorizaba a desenchufar a una mujer, Terry Schiavo, de una máquina a la que lleva sellada muchos años. Padece una vida vegetativa y la mantiene una máquina sin alma. La eutanasia, en sentido puro, planeó en mi cabeza tras escuchar los informativos. Y tras ver las películas Mar adentro y Millon dollar baby , las dos oscarizadas. El grupo más influyente de EE. UU, la coalición cristiana, exigía mantener con vida a la Schiavo, una muchacha que no conoce ni la vida ni la muerte. Es un vegetal que ni siquiera puede regalar a la madre o al marido una sonrisa. Lo que procede es dejarla morir en paz. Pero este país de contradicciones se conjuró, al redoble de George Bush, del partido republicano y de la coalición cristiana, para mantener la vida donde sólo hay muerte. A todos ellos, partidarios de la pena de muerte, no les ha importado ni tanto así los 17.000 muertos civiles contabilizados en Irak. No les importan las torturas en Guantánamo y Abu Graib, pero presumen de defender la vida de una persona en estado vegetativo, alimentada desde años por una máquina. Lo siento: Aunque soy creyente de garrafón, toda esa gente me parece muy poco cristiana.