EL RINCÓN
El perdón de Carlos
SEGÚN un destacado hechicero de la Iglesia inglesa, el Príncipe de Gales debe disculparse ante el ex marido de su prometida, Camila Parker, por haber mantenido largas y felices relaciones con ella cuando todavía estaba casada. El Heredero de la Corona inglesa está obligado a pedir perdón ya que, según algunos, el perdón modifica el pasado y, según otros, no le costará demasiado trabajo, ya que tiene mucha costumbre de pedir algo. Según este importante obispo, Carlos de Inglaterra tiene la obligación moral de «reparar sus ofensas». Es quizá una buena manera de arreglar las cosas. No le iba a recomendar el consumado obispo al brigadier Andrew Parker que se pintara los cuernos con purpurina. Es mucho más satisfactorio, después de haber tenido dos hijos con Camila, que se le dé la satisfacción de presentarle disculpas. Lo que no se sabe es cómo éste las recibirá. Hay personas que las admiten y otras que las rechazan. Nadie sabe cómo es el honor de este brigadier, pero ya hay mucha gente que sabe que el honor de cualquier persona no se debe depositar de forma exclusiva en la entrepierna de su señora. Además, ya nos explicaron hace tiempo que al honor, como al tambor, se le pone un parche y suena mejor. La boda en cuestión está al caer. Radiante y color crema irá la novia y su alegría no se verá afectada por el hecho de que su nuevo marido, en la misa posterior a la ceremonia civil, haya debido incluir unas cuantas oraciones de penitencia por su adulterio. Se supone que serán tan breves como eficaces. Posteriormente, la feliz pareja partirá para Escocia en luna de miel y el Heredero del Trono y la futura duquesa de Cornualles, palabra que pronunciada tal como se lee, resulta evocadora, verán cumplidos sus sueños. Es el final de una difícil historia de amor, pero ahora podrán ser felices y comer perdices mientras la monarquía inglesa deglute todo lo que le echen.