Diario de León

LA VELETA

Del hígado al cerebro

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL VÍDEO de la Faes anda colgado de internet, al alcance del gran público, y la comisión parlamentaria del 11-M va a descolgarlo para analizar si aporta algo nuevo a sus trabajos de investigación. Debe añadirse inmediatamente que ese video, fabricado por el gran taller de pensamiento que preside Aznar, disgusta y hasta sonroja en ciertos sectores del PP y a varios de sus dirigentes, entre los que figuraría Mariano Rajoy, si pudiera interpretarse como rechazo al video su consejo de que la oposición no debe hacerse «con las vísceras» sino «con la cabeza». Parece reconocer Rajoy en Faes la influencia de alguna inspiración hepática, maliciosamente visceral, aunque inmediatamente añade que el PSOE recoge lo que ha sembrado, como si fuera merecida tal cosecha de infundios. Ni al PSOE ni al Gobierno le estaría perjudicando este video, que señala a la izquierda como el gran beneficiario político de los atentados del 11-M, pero obviamente al PP no le beneficia en nada y hasta le dañaría, como se habría apreciado en algunos despachos de Génova. De ahí posiblemente el cambio de estilo que empieza a notarse en la actitud de los dirigentes «populares», y no porque hayan modificado su estrategia sino porque la desarrollan con un nuevo talante, de exquisita finura dialéctica, envuelta en palabras de tanto sosiego como reflexión, consenso, lealtad parlamentaria o espíritu constructivo. Ha sido Zaplana quien ha estrenado el nuevo talante en la comisión del 11-M, a la que el PP se niega a cerrar mientras el resto de los grupos comisionados piensan que ha llegado el momento de las conclusiones/recomendaciones finales. Los efectos bumerang para el PP del video de FAES estarían obrando el milagro colateral de fortalecer de algún modo a Rajoy, quien, por mucho que hubiera dado su visto bueno a la filmación de esos catorce minutos de visceralismo liberado, no aparece como su responsable y conserva aún su proverbial imagen de hombre sereno, ecuánime, y dialogante. Es así previsible que el PP inicie una etapa de buenos modales políticos y parlamentarios, aunque no afloje la dureza de su oposición. Todo lo antedicho no significa que el PP vaya a dar al Gobierno un respiro, pues basta leer las diecisiete preguntas sobre el 11-M que Zaplana considera sin respuesta de la comisión para entender que los «populares», mediante una actitud de maneras inopinadamente suaves, mantienen tenazmente sus inamovibles teorías sobre un misterioso trasfondo de los atentados. De varias preguntas se desprende que el PP persiste en relacionar a ETA con la trágica fecha e intenta atribuir de algún modo al PSOE un conocimiento de los hechos anterior al del Gobierno.

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