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Publicado por
JULIA NAVARRO
León

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¿VIVIRÍA la ministra de la Vivienda en treinta metros? Tengo curiosidad por saber si la ministra vive en una confortable vivienda o si, por el contrario está instalada en un espacio reducido, 25 ó 30 metros, el mismo que parece querer promover para los demás. El caso es que la ministra Trujillo cada vez que dice algo la arma, y en esta ocasión no es para menos. Es verdad que en Barcelona arquitectos de todas partes están presentando distintas propuestas sobre las casas del presente y del futuro, pero claro, no todo lo que se les ocurre a los arquitectos hay que aplaudirlo. A mí me parece que si en nuestro país es tan difícil poder comprar una vivienda es por los precios, y la clave está a su vez en el precio del suelo. De manera que la ministra Trujillo en vez de proponernos que nos compremos pisos minúsculos lo que debería de hacer es una política encaminada a que haya pisos de protección oficial y para ello poner a disposición de los constructores suelo, pero eso sí, no permitir que a cuenta del suelo público los promotores inmobiliarios hagan su agosto, es decir, cobren los pisos como si no fuera de protección oficial que es lo que pasa ahora. Dice la ministra que la dignidad de las personas no se mide por los metros cuadrados en los que vive, pero tendrá que reconocer que vivir en veinticinco metros no es el ideal de vida, y que esos espacios diminutos son claustrofóbicos, y desde luego imposibles de albergar a una familia. La verdad es que en lo que se refiere a política de vivienda el gobierno Zapatero, o sea, la ministra Trujillo, no está acertando. Vivir en un «minipiso» de veinticinco metros no es el ideal de ninguna persona, por más que si no tiene otra posibilidad se tenga que conformar. Pero se supone que un gobierno socialista lo que hará es promover viviendas con los metros suficientes como para poder hacer de ella su vivienda definitiva. La verdad es que si todo lo que a la ministra se le ocurre ofrecer a los jóvenes es veinticinco metros de vivienda, no me extraña que estos prefieran continuar viviendo en el domicilio paterno. En Japón se han puesto en marcha ese tipo de viviendas, y otras aún más angustiosas, meros nichos donde tenderse a dormir, pero ese no es el ideal de ningún ser humano, y no vale decir que más vale eso que nada. Lo que tiene que hacer la ministra son las cosas bien y por tanto ganarse el sueldo haciendo una política de vivienda digna, es decir, que las viviendas de protección oficial que se hagan sean suficientes, tengan los metros precisos, y no cuesten un ojo de la cara. Así de simple.