Ni una

LA HA armado la ministra Trujillo con su propuesta para edificar pisos bajo el lema «el tamaño no importa». Cómo somos los españoles. Visto lo visto, o tenemos un pasillo en el que pueda rodarse La gran familia o preferimos dormir debajo de un puente, y no de cualquier puente, ojo, que ha de tener lucecitas intermitentes. Se ha desproporcionado un poco este asunto, nos ha irrumpido enseguida el antes muertos que sencillos. Admitámoslo: siempre habrá casas con catorce cuartos de baño y quienes han de hacerlo según sales todo seguido, es decir, en el campo. En principio, no veo mal que haya apartamentos protegidos de 30 metros cuadrados pues pueden cumplir una función en determinadas etapas, eso lo que debe es estudiarse. Servidor, de soltero, se habría apañado con uno de esos. Hombre, habría tenido que renunciar a mis cenas con Pavarotti, no tanto por el tenor como por falta de espacio para amontonarle los espaguetis; tampoco hubiera podido invitar a la Coral de Bomberos. Además, entiendo que el inquilino potencial no será nunca el Sultán de Kurruskulán, quien viaja con harén y cien elefantes de repuesto. Entre la nada y un casi piso, la elección es de cajón. En toda la Europa desarrollada los hay, otra cuestión es saber cuántos de sus usuarios terminan convertidos en asesinos en serie. 1397645907 El amago de proyecto se denomina APTM, acrónimo de apartamento,  que así en siglas suena a algo grande. A mí ya se me pasó la edad, mi cintura pide más espacio.  Y aviso muy importante, con perdón: en esas viviendas... ventosidades... ¡ni una!, que luego se echan en cara en las junta de vecinos. A ventosear...a la calle.