De Bruselas a Trujillo

EL PRESIDENTE de la Junta, Juan Vicente Herrera, acompañado de los tres portavoces parlamentarios de Fuensaldaña, acudió a Bruselas para pedir que Castilla y León no sea castigada por «hacer bien los deberes» con los fondos europeos. Defendió ante la comisaria de Política Regional, Danuta Hübner, la necesidad de prorrogar las ayudas. Está bien que Juan Vicente Herrera haya acudido a Bruselas para defender la continuidad de las ayudas después del 2007, aunque la media de la comunidad autónoma esté por encima del 90% , baremo que estima como corte la Unión Europea. Está bien que haya explicado que cuando dejen de percibir esas ayudas volveremos a caer por debajo del 90%. Esto es: no se deben poner grilletes al crecimiento hasta no consolidarlo. También ha estado bien que Joaquín Otero, secretario general de los leonesistas, haya exhibido como último recurso que la comunidad autónoma se divida, a efectos estadísticos, en dos regiones. Porque León, Zamora y Salamanca no llegan al 75% de la renta media. Seguirían siendo «Objetivo 1» y recibiendo las mismas ayudas. Si hay riesgo de perderlo todo, es evidente que hay que intentar salvar lo que sea posible. Otra cuestión de actualidad: los chistes que se están haciendo a cuenta de los «minipisos o estudios» de 25, de 30 o de 40 metros cuadrados que se exponen en la feria de la construcción de Barcelona. La ministra de la Vivienda, Elena Trujillo, tras la visita, celebró la iniciativa y la mencionó como una solución transitoria para jóvenes y personas solitarias a las que le vinieran bien. Esta ministra debió colarse por la gatera de la cuota femenina. No sabe vender ni un sueter. No dice barbaridades, pero no da ni una en el clavo. Rodríguez Zapatero, en campaña electoral, prometió la friolera de 180.000 nuevas viviendas de protección en España. Lo que no contaba es conseguirlo con la mediación de la ministra Trujillo, que es extremeña, tierra de cortijos y de amplitudes. Sé bien que el asunto se ha desbravado. Y la verdad es que no es ningún asunto nuevo. Ya hace muchos años que existe, especialmente en las grandes ciudades. Y a precios muy caros. Este país, que es el nuestro, tiene una capacidad prodigiosa de caricatura y de crítica. Es para celebrarlo. Pero lo cierto es que existe, igualmente, mucha gente que sin tener ninguna solución alternativa, sin propuestas que hacer, se ha precipitado en domar la idiocia supuesta y bobalicona de la ministra, en tanto que los Colegios de Arquitectos defienden el proyecto como viable para un segmento minoritario de la población, al que le vendría muy bien. Esa misma gente es siempre más propicia a descalificar que a debatir. Y desde luego, reacia a cualquier idea si no se les ha ocurrido a ellos. Pero como la realidad es tozuda y las necesidades evidentes, terminará habiendo en el mercado «estudios y minipisos» de 30 ó 40 metros, respondiendo a las necesidades y a la demanda de un sector de la producción, tal y como dicen los arquitectos y los constructores en general. Los de aquí, no; los de León todavía pueden seguir soñando. Están en los años de bonanza.