LA VELETA
Anímense los vascos
HAN SEÑALADO los más recientes estudios sociológicos que se ha apreciado una cierta desmovilización en el electorado vasco ante las elecciones de mañana. De todos es sabido que se renueva el Parlamento vasco, constituido por 75 diputados, cada uno de sus tercios en representación de cada una de las viejas provincias vascongadas. Y partir de ahí, se conoce bien, asimismo, lo que se juega en estas urnas, de cara a la legislatura de cuatro años: ¿Más tripartido nacionalista? ¿De nuevo el plan Ibarretxe en escena y en debate? ¿Otra vez resultarán determinantes las fuerzas de Madrazo y la nueva sigla detrás de la que se esconden Batasuna y ETA? ¿O se inclinarán esta vez los ciudadanos vascos por la alternativa y el cambio, confiándose en Patxi López y en la garantía que ofrece Rodríguez Zapatero? Las encuestas efectuadas en la última semana se han mostrado muy posibilistas en resultados finales. Es decir, que puede suceder casi cualquier cosa: que Ibarretxe consiga la mayoría absoluta o que ni siquiera le basten los apoyos de Madrazo para seguir en el palacio de Ajuria Enea. Pudiera darse el caso que los datos finales del escrutinio fuercen a Patxi López a invitar al PP a hacer un gobierno de nuevos rumbos, en el que los opositores de hace un mes fueran los responsables de la gestión del Gobierno en los tiempos venideros. Y tampoco cabe descartar alguna clase de gran coalición de nacionalistas y socialistas o un entendimiento de Ibarretxe con Patxi-Zapatero que no se tendría que ceñir a la constitución del futuro gobierno, pero sí a concentrarse en un nuevo estatuto de autonomía que permita alejar el temor a la amenaza secesionista que contienen el Plan Ibarretxe y las aspiraciones batasunas... En todo caso, y en este último sentido, existe ya un reiterado compromiso electoral de Ibarretxe para, a partir de este próximo lunes 18, sin pérdida de tiempo, tratar de entenderse con los socialistas de Zapatero en la que a casi todos parece la gran tarea pendiente: reformar el Estatuto vasco de manera que resulte una pieza legal consensuada por la mayoría de las fuerzas políticas del lugar, incluido el PP. Zapatero ha hablado de la conveniencia de que ese futuro Estatuto llegue a merecer el apoyo de los dos tercios de la cámara legislativa, en cuyo caso también contaría con el apoyo del propio Gobierno del país, idéntica condición a la expuesta a los políticos catalanes que en este momento están elaborando su propia reforma estatutaria. En Euskadi, el límite más probable estaría en Batasuna, que ya es sabido que es radicalmente contraria al Estatuto mismo, salvo que éste contuviera suficientes puntos de salida en dirección secesionista o autodeterminista...