Diario de León

SIETE DÍAS

¿Asustados por la apuesta?

Publicado por
FERNANDO ALLER
León

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SOCORRIDO resulta el ejemplo clásico: cuando una persona come un pollo y otra nada, la estadística legitima la falacia al asegurar que ambos han comido medio pollo cada uno. El mismo procedimiento estadístico afirma que Castilla y León ha dejado de ser una región pobre con respecto a Europa, por cuanto hemos superado el listón que define a los territorios englobados en el denominado Objetivo-1, aquellas zonas cuya renta per cápita no alcanza el 75% de la media europea. Quiere esto decir que el antiguo Reino de León a partir del año 2007, al igual que Castilla, dejará de recibir ayudas europeas, o llegarán tremendamente disminuidas. El castigo será doble, por cuanto España en su conjunto como nación también verá reducidas las subvenciones europeas al haber alcanzado un nivel de desarrollo económico muy por encima de los países del Este que acaban de incorporarse a la UE. Los desequilibrios han cambiado tanto en su orientación geográfica que una periodista extranjera preguntó el pasado viernes al presidente del Gobierno cuándo creía que España, perceptor histórico de ayudas, pasaría a ser un país contribuyente neto. Zapatero no fijó plazos y reconoció que España todavía no se puede permitir la pérdida de los fondos comunitarios, a partir de ahora más orientados a inversiones en investigación y desarrollo tecnológico que a la creación y mejora de las infraestructuras, a obra pública. España no puede perder los fondos estructurales y, en consecuencia, nada justificaría que León perdiera los fondos de cohesión por no cubrir simples trámites político-administrativos. La referencia al antiguo Reino de León no es casual, naturalmente. Resulta que el territorio definido por León, Zamora y Salamanca tiene una renta media del 74%, lo que significa que sería acreedor a las ayudas europeas en el periodo 2007-2013 si desde un punto de vista administrativo fuera disgregado del resto de la comunidad autónoma. Los expertos afirman que existe contenido jurídico suficiente y que únicamente falta la creación de un ente político-administrativo de representación ante Europa. La Unión Europea fundamenta los criterios de representación en las naciones y autonomías que la integran, pero a su vez reconoce a las regiones naturales como instrumentos de desarrollo. Para evitar otro tipo de suspicacias, incluso podría ser incluido en esta demarcación una parte del territorio de Portugal. Los requisitos para alcanzar ante la UE la representación suficiente son, aparte de la lógica continuidad territorial, la suma de una población superior a los 800.000 habitantes e inferior a tres millones. Estas condiciones, que están al margen de las fronteras políticas, se cumplen al dejar fuera a Burgos y Valladolid, provincias que ya han alcanzado una renta per cápita envidiable, superior al 102% de la media europea. Con esta realidad definida, no parece justo que las matemáticas nos asignen el pollo que no comemos, y más grave resultaría aún que se nos impida acceder a la pepitoria que de forma tan directa hará por añadidura más rica a la comunidad de Castilla y León. A nadie se le oculta que el único motivo que puede provocar un escaso entusiasmo ante esta demanda, tenga mucho que ver con el temor a que detrás del reconocimiento administrativo se esconda el fantasma reivindicativo de la segregación autonómica. Evidentemente cada partido podrá utilizar la nueva realidad como mejor le parezca en el futuro, pero resulta evidente que sería una gran torpeza que nuestra tierra perdiera los fondos europeos por un temor más o menos consistente. La equivocación alcanzaría cotas de mayor gravedad si se atiende a lo expresado públicamente por los máximos representantes políticos con capacidad de decisión en este asunto. El primer culpable, en caso de frustrar esta nueva expectativa que ahora se abre, sería el propio presidente del Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero lideró públicamente una apuesta de estas características en un mitin en Eras de Renueva, antes de ser elegido presidente del Gobierno. Zapatero, además, está demostrando ser persona abierta y nada temerosa a la hora de respetar las singularidades de los pueblos de España. Así que resultaría incomprensible que no impulsara ahora lo que únicamente se plantea como ajuste técnico territorial para acceder a más dinero. El respaldo a esta iniciativa estaría en la línea de su propio compromiso electoral, de su apuesta política por el desarrollo del Oeste de España, un territorio al que reconoce como deprimido y para el que ha presentado un plan que pueda resarcirlo de las pérdidas acumuladas durante las últimas décadas de agravio. De esta forma, además, Zapatero respaldaría también el criterio que anima en estos momentos a su partido en León. Miguel Ángel Cardo, miembro de la Ejecutiva Provincial del PSOE, reclamaba para los socialistas el valor de la iniciativa que ahora abandera la UPL, en el transcurso de una tertulia en la Ser el pasado miércoles. Cardo aseguraba que la conformación de un territorio que incluya a León, con identidad propia y con la pretensión de no perder las ayudas de la Unión Europea, es técnicamente posible y que en su diseño y formulación está trabajando en estos momentos el diputado nacional Agustín Turiel, expresidente de la Diputación. Si el PSOE leonés está convencido de la apuesta, no se sabe si salvo superior criterio del secretario regional Angel Villalba, únicamente queda por conocerse el pronunciamiento de Juan Vicente Herrera para cerrar la apuesta. El presidente de la Junta de Castilla y León, consecuente con sus últimas manifestaciones, no debería despreciar propuesta alguna que tenga como finalidad la suma de recursos para la tierra que defiende. El pasado miércoles, Juan Vicente Herrera viajó a Bruselas en compañía de los representantes del PSOE y de la UPL. Allí le dijo a la comisaria de Política Regional de la UE que las ayudas comunitarias son «imprescindibles» para Castilla y León. Hacen falta otros seis años para consolidar el crecimiento que nos ha dotado de apariencias de nuevo rico. La comisaria Danuta Hubner no se mojó ni el pelo. «Esta reunión me ha servido -dijo al término del encuentro- para conocer la problemática de una comunidad que va a perder el apoyo de los fondos europeos por haber tenido éxito». Sí, está claro que también se puede morir de éxito. Pero también resulta evidente que ante la posibilidad de perder las ayudas para toda la autonomía, debería ser contemplada con rigor y decisión la hipótesis que se abre al menos para una parte del territorio de la comunidad. La responsabilidad y, sobre todo, la coherencia con lo que dicen defender, obliga a los políticos a no despreciar ninguna de las alternativas por más que resulten hipotéticas. Abierta la oportunidad, el fracaso sumará una nueva frustración.

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