BURRO AMENAZADO
Judíos y cuernas
LA JUDERÍA medieval de Puente Castro, en la loma de La Candamia, almacena una enorme cantidad de cuernas de ciervo, aspecto comprobado en la excavación por los profesores José Luis Avello, Raquel Martínez Peñín y Jorge Sánchez Lafuente, del departamento de Patrimonio Histórico Artístico (Facultad de Filosofía y Letras) de la Universidad de León. Con estas astas, los artesanos judíos fabricaron bellísimos mangos de espadas y cuchillos, peinetas, peines, punzones y variado material que testifica sus habilidades manuales. Un detalle interesante: todas las cuernas han sido limpiadas de su correal, sustancia que, pulverizada, constituye un potentísimo afrodisíaco. Se ve que el afán de fornicio, indomable, superaba las férreas ataduras religiosas que los rabinos intentaban imponer a la plebe, cachondona siempre. Consultar a estos expertos es una delicia. Informan, por ejemplo, de la buena alimentación propia de aquellos judíos, consumidores de productos hortelanos, frente a la harina centenera y la carnaza acecinada de los cristianos, acantonados en la ciudad de León. Tal dieta repercute en mejores osamentas y denticiones que sus vecinos cruzados, de físico más enteco. Para compensar esta ruindad corporal, estos últimos crearon el mito de los judíos narigones, aspecto inexacto con el que pretendieron diabolizarlos. En 1196, Alfonso VIII de Castilla vence a Alfonso IX de León y, para destruir su poderío, apoyado en el cobro de impuestos, y actividades prestamistas y mercantiles de la tribu judaica, desmantela el Castro Judeorum. Obliga a sus moradores a marcharse a León, al pie del cerro de Puente Castro, desde el que controlaban el negocio del Camino de Santiago y las bolsas de los peregrinos, Se pierde la pista al tráfago de astas de venado, material noble de artesanías exquisitas, decoradas a punta de cincel por aquellos artistas refugiados en el cerro que otea la Cordillera Cantábrica y la fusión delos ríos Torío y Bernesga.