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Ponferrada

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A LOS TAXISTAS de Ponferrada les ha sentado mal, muy mal, la decisión del Ayuntamiento de crear un servicio de autobús nocturno, el popular búho, para unir la ciudad con la zona de copas de la Gran Manzana. Es comprensible su enfado, porque el búho les quitará clientes -no tantos, quizá, como temen-, y es comprensible que defiendan sus intereses subiéndose todos al autobús por las noches y negándose a prestar servicio durante el día. Mientras no sea para amedrentar a los usuarios y mientras no se llegue a la situación que se vivió en León, con piquetes obstaculizando la salida de los autobuses y lunas rotas de rabia, los taxistas están en su derecho de protestar, o de organizar una huelga. Pero más comprensible me resulta la decisión del Ayuntamiento -aunque resulte sospechoso que el bus sea gratuito y sólo vaya hasta los pubs de la Gran Manzana- porque todavía hay jóvenes que se arriesgan a coger el coche después de unas copas por no pagar un taxi y el búho les facilitará el viaje. Y el que prefiera la comodidad de un taxi siempre estará dispuesto a seguir pagándolo antes que arriesgarse a tener que viajar de pie, a adaptarse a un horario y a dar un rodeo para volver a casa. Por eso no me parece que el del búho sea un caso tan claro de competencia desleal. ¿Se imaginan Madrid sin los búhos que parten de la plaza de La Cibeles los fines de semana? Si ponemos en una balanza la cantidad de personas beneficiadas y perjudicadas por el búho, me temo que los taxistas salen perdiendo. El bus nocturno beneficiará a los bares, sin duda, porque más de un cliente potencial estará dispuesto a prolongar la noche en otra zona de copas de la ciudad, en lugar de irse a casa, sabiendo que le resultará gratis el viaje de ida y vuelta. Los pubs de la Gran Manzana, seguro, notarán que aumenta su clientela. Pero eso no es lo que debe importar. Lo que debe pesar más es que haya gente que nunca cogería un taxi, pero que esté dispuesta a dejar el coche aparcado si un autobús le lleva a casa. Porque el verdadero beneficio del búho está en los accidentes que puede evitar. El alcohol y también el cansancio son malos compañeros de viaje durante la madrugada. Y frente a eso, el Ayuntamiento no sólo está en su derecho. Es su obligación mejorar el transporte urbano de la ciudad y ampliar los horarios para dar servicio a un número mayor de usuarios, aún a costa de que los taxistas se sientan perjudicados. Y es un derecho de los ciudadanos disponer de un transporte público que nos lleve al hospital, al supermercado, o al bar del extrarradio si es lo que apetece y hay suficiente demanda. Lo contrario es huir de la realidad. Sobre todo a determinadas edades, la noche siempre se queda corta. Y el bolsillo más. Si sacamos los bares del casco urbano y aplicamos una normativa de horarios para que la música no moleste al vecindario, que tiene derecho a disfrutar del descanso, también hay que poner los medios para que el tráfico no se resienta y para que los accidentes de jóvenes que vuelven a casa en coche, por desgracia de los más frecuentes, sean cada vez menos. Y si como dicen los taxistas, el búho es un servicio innecesario porque casi nadie lo coge, ¿por qué se preocupan tanto?

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