Diario de León

EL MIRADOR

El después de Ibarretxe

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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LOS ELECTORES vascos han dado a Ibarretxe una patada en el desolado tafanario de la coalición PNV/EA. El plan secesionista del lehendakari en funciones se ha quedado compuesto y sin plebiscito, y ve en la pantalla de las urnas su inexorable acta de defunción. La militancia del nacionalismo democrático ha ordenado a sus dirigentes un cambio de rumbo, y nadie pensaba anoche que Ibarretxe pudiera seguir manejando el timón. En Vitoria permite ahora la aritmética parlamentaria una variedad de combinaciones de gobierno. Pero el castigo electoral que ha sufrido el ejecutivo tripartito anterior -cuatro escaños menos la coalición PNV/EA y congelación de las eufóricas expertativas de EB/IU- desaconsejaría repetir la fórmula en esta legislatura. Sorprende la fidelidad del voto radical abertzale, con el tarareo de su melodía filoetarra, a las siglas que se le han ofrecido, las de EHAK (Partido Comunista de las Tierras Vascas), cuyos nueve diputados son un aldabonazo en el mundo político, donde nadie podrá ignorar a partir de ahora que un sector social de Euskadi sólo se deja representar por sí mismo. El voto a EHAK debería desengañar al PNV del sueño que venía acariciando últimamente: representar a todo el sector no constitucionalista de Euskadi. Ha sido tan llamativo el palo que el PNV ha recibido de sus electores más moderados, que no parece viable su coalición, junto a EA, con esos comunistas de las Tierras Vascas que supondría un paso más allá del que Ibarretxe había arriesgado. El día siguiente a unas elecciones se dedica obviamente al análisis político, y hoy empezarán a sacar conclusiones los partidos vascos, que deberían partir de una doble evidencia: el fracaso de Ibarretxe, arrastrando al PNV -o viceversa-, y el éxito relativo, pero elocuente, del socialismo, al lograr un aumento de votos y escaños que le sitúan cara a cara con los nacionalistas, para llamarse de tú en la negociación previsible. Se han lamentado algunos políticos y alguna empresa demoscópica del llamado voto oculto, pero ayer no parecía que nadie hubiese ocultado su voto a los dos partidos constitucionalistas, PP y PSE, mientras daba la sensación de que, al contrario, muchos encuestados exhibieron un voto al PNV que se esfumó misteriosamente. En estas elecciones sólo han llenado de votos su talego los socialistas y el EHAK, éste por encima de lo estimado, y el avance del PSE-EE, junto al discreto resultado del PP, muestra que los dos partidos no nacionalistas suman más votos y más escaños que el anterior Gobienro tripartito. Habrá que creer que el mensaje lanzado por Zapatero, explícitamente contrario a cualquier planteamiento frentista, ha resultado muy eficaz, y no sólo beneficioso para el PSE: pese a la irritación del PP, que pretendía preservar la unidad constitucionalista como hace cuatro años, el PSE-PSOE ha mantenido un discurso tan alejado de esta posibilidad como de la condescendencia con el soberanismo del PNV, y ha ofrecido las perspectivas que prefería la mayoría de la sociedad: una reforma estatutaria transversal y por lo mismo moderada y razonable, gestionada por un gobierno de la misma naturaleza. No será el cambio que auguraba Zapatero, pero es la imposibilidad de repetir lo mismo. Ibarretxe, si no hace el mutis que le habrían indicado los electores, no empezará a negociar su plan hoy por la mañana sino cuando cada fuerza política haya metabolizado los resultados y previa retirada de la mesa de ese plan que las urnas dieron ayer por oficialmente fenecido. Euskadi ha dibujado el equilibrio de fuerzas políticas en la pantalla de su sociedad: constitucionalismo igual o ligeramente mayor que nacionalismo democrático, más la rama vasca de IU. Y al margen, pero a la expectativa, el abertzalismo radical, los nueve escaños que le abren a ETA un respiradero político, y del que el PP, al unísomo, culpaba anoche a la pasividad supuestamente culpable de Zapatero, por no haber iliegalizado a EHAK.

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