Esta es la respuesta de «nuestros» políticos

DESDE ESTA TRIBUNA siempre hemos denunciado abiertamente la falta de iniciativas en esta provincia, sobre todo desde dentro, porque parece o quieren que así parezca, que irremediablemente las soluciones tienen que venir desde fuera, y no nos damos cuenta que difícilmente se puede atraer actividad, cuando a nivel interno lo único que se manifiesta es ese familiar y eterno aletargamiento. Esta longeva situación provocó, en un pequeño grupo de profesionales, heterogéneo y multidisciplinar, vinculados y preocupados por esta tierra de León -reino en otros tiempos ya lejanos-, aportar, desde nuestra experiencia, un proyecto ambicioso en resultados. Un proyecto que en sí mismo no necesitaba ni necesita de grandes dotaciones presupuestarias, de nuevas plantillas o de nuevos edificios; seguramente ese fue el problema. Este proyecto tenía por objeto gestionar de manera eficaz los actuales recursos de León, era simple y llanamente optimizar nuestros «mecanismos de desarrollo». ¿Cómo se podría llegar a articular ese proyecto? Nos valdríamos de un instrumento promovido desde la misma Comisión Europea y que se ha aplicado con éxito en otras zonas de España y Europa, un plan estratégico global para la provincia; conocedores y sabedores que León está conformado por un conjunto de comarcas, con realidades diversas. ¿Qué nos motivó a ello? La situación de León, su lenta agonía, una agonía sin rumbo ni destino, y esto es quizás lo peor, su deriva. Y si realmente no sabemos donde estamos, ¿cómo sabremos dónde queremos estar? ¿Quién debería amparar este proyecto? El marco adecuado sin ningún género de dudas debía ser la Diputación Provincial de León. Debía ser esta institución, y sobre todo sus personas, quienes asumieran como propio este proyecto. Porque, ¿no es la Diputación Provincial quién vela por los intereses de esta provincia? Con estas premisas nos pusimos manos a la obra. Con nuestra experiencia en la empresa privada y pública, con el conocimiento de otras realidades similares y proyectos semejantes en el ámbito nacional y europeo, elaboramos un denso esquema de trabajo, el fruto de arduo y desinteresado trabajo durante meses. Llegó el momento de plantear nuestra propuesta, en esencia sencilla y sin elevados costes. Contactamos con la Diputación en la persona de su vicepresidente, don Juan Martínez Majo. Era primeros de febrero del presente; un tiempo donde la actualidad mandaba, y lo primordial era salvar Lagun Air, y a la postre el aeropuerto. Nuestro encuentro fue, o así lo creímos nosotros, enriquecedor. Se respondió a las expectativas creadas; se tuvo claro por ambas partes que este proyecto necesitaba para su buen fin del ámbito que proporcionaba la Diputación Provincial. Se habló de León, de la necesidad de impulsar Ipelsa, de generar ilusión, de poner a trabajar codo con codo a las fuerzas vivas de León. don Juan Martínez quedó en hacer de correa de transmisión y ponerlo en conocimiento del presidente, don Francisco Javier García-Prieto, como no podía ser de otra manera; pero con una sensación clara: «Estamos en consonancia». El proyecto es en sí mismo sencillo de explicar, y con voluntad, sencillo de ejecutar. A través de ese Plan Estratégico, se crearía una red de trabajo donde se daría cabida a instituciones públicas, centros de formación, colectivos económicos y sociales, y todos aquellos que pudieran aportar «luz clara e intensa». ¿Cuáles serían los objetivos? Enumerémoslos. En primer lugar, saber dónde queremos que esté León en diez años, para que los planteamientos, políticas y reivindicaciones tengan una dirección determinada, teniendo muy en cuenta las características de nuestra extensa provincia. En segundo lugar, gestionar eficazmente nuestros recursos. Actualmente hay duplicidad y ociosidad, y León como parte de Castilla y León deja de ser región Objetivo 1, con todo lo que eso supone, al renunciar a unos fondos que en mayor o menor medida han paliado este lento paso por nuestro desierto particular. En tercer lugar, crear una imagen de marca, proyectar León como un todo, que el ámbito público y privado ofrezcan frente común con una doble lectura, a nivel externo haríamos León atractivo a nivel económico, social y cultural. Y a nivel interno, provocar un cambio anímico que repercutiría muy positivamente en esa imagen de marca. La respuesta a nuestra propuesta se daría a lo sumo en quince días. Transcurrieron esos quince días y no había noticia alguna, salvo la excepción, recogida en los medios donde la Fele proponía la creación de una sociedad que estaría participada por la administración y asociaciones empresariales, que tendría por objeto su implicación directa en proyectos reales para León. Era evidente que parecía un globo sonda. Era lanzar el guante y esperar acontecimientos. A la vista del retraso y de las noticias surgidas nos pusimos en contacto telefónico con don Juan Martínez Majo. Nos comentó que con estas iniciativas por parte de la Fele y la Cámara de Comercio habría que esperar. Era volver a la realidad local y provincial, esperar por esperar, no tomar la iniciativa, no liderar una sociedad hambrienta de hechos. ¿Cuál fue nuestro siguiente paso? Mediante el correo electrónico enviamos un mensaje al presidente de la Diputación Provincial -recuerden ustedes los no sé cuántos millones de euros que se han invertido en León Digital, para, entre otras cosas, permitir hablar directamente con nuestros políticos-, donde le hacíamos llegar lo interesante que podría ser tener un contacto bis a bis, arrojando más datos e información sobre el proyecto, aunque fuese breve y aunque sólo fuese ya por nuestra condición de ciudadanos, y de esta manera ahondar en lo ya hablado con su vicepresidente. Era el 24/02/2005. Hasta hoy. Nada de nada. No nos cabe la menor duda que una institución como la Diputación Provincial, regidora del designio de esta provincia, no puede desempeñar un papel secundario. Es la Diputación la que debe abanderar un proyecto de estas características o similares, al igual que ha ocurrido en otras provincias, incluso cercanas, como Valladolid o Burgos, o en otros territorios en Europa. En las últimas fechas también hemos tenido algún contacto telefónico con los empresarios de León. Su respuesta -«dado que no representamos a ningún grupo de poder»- aseguran - ha sido más bien ambigua, ni no ni sí. Por todo ello creemos apropiado que la opinión pública conozca que en León sí hay personas con voluntad de ayudar, de proponer y de cooperar, pero también sabemos que esta misma voluntad no se da en nuestros políticos y empresarios. Al menos por lo que han demostrado hasta la fecha.