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TRIBUNA

El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y el debate leonesista

Publicado por
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ BOIXO
León

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LA FUNDACIÓN Instituto Castellano y Leonés de la Lengua es una entidad de carácter cultural surgida en el ámbito de la Comunidad de Castilla y León, cuyo patronato está constituido por la Junta de Castilla y León, las diputaciones provinciales, las universidades, los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes y algunas otras instituciones. Tal como figura en sus Estatutos, su misión fundamental es «difundir y promover el uso y conocimiento del idioma español», para lo cual desarrolla una serie de actividades, iniciadas en el año 2003, centradas en la organización de Congresos, Cursos, Exposiciones y Publicaciones. Una amplia información puede verse en su página web: ilcyl.com . Llama la atención al leer sus estatutos la precaución de los redactores en omitir referencias regionales, intentando un loable carácter universal que evitase las limitaciones de una institución definida por el ámbito local. Lo cual no quiere decir que no se potencie de manera prioritaria las aportaciones culturales de la Comunidad, siempre que sean manifestaciones suficientemente reconocidas en ese espacio universal de la cultura. La intensa actividad desarrollada en los años 2003, 2004 y en los primeros meses del 2005, ha convertido al Instituto en el principal promotor cultural de la comunidad, con una participación muy activa de las universidades de la región. En este contexto, las actuaciones de algunos partidos políticos, en el marco provincial leonés, resulta injusta con el instituto, y sólo justificable por intereses partidistas. Sucintamente, los acontecimientos han sido los siguientes. Desvinculación del Patronato del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, con los votos de UPL y PSOE. Moción de desvinculación en la Diputación, presentada por UPL y secundada por el PSOE, derrotada por los votos del PP. Nueva moción de UPL en el Ayuntamiento de León que prosperó gracias a los votos del PSOE y a los de los dos antiguos leonesistas que colaboran con el PP en el gobierno municipal. Como se puede observar ha sido la UPL quien ha dirigido las acciones, dentro de ese contexto de confrontación hacia lo «castellano» que constituye el eje de su actuación política. Sólo que en este caso se equivoca de enemigo. La actuación del PSOE era bastante predecible, por razones de estrategia política, oponiéndose sistemáticamente al PP, aunque contradictoria con su posición en otros municipios leoneses e instituciones del resto de la comunidad. Por último, las declaraciones del alcalde de León, al perder la moción, no dejan de ser significativas, al apoyar las reivindicaciones leonesistas, ya que, según recogían los medios de comunicación, «alaba la postura de Rodríguez de Francisco por mantener sus tesis en contra de una institución que aglutina a leoneses y castellanos». Resulta claro que los dos partidos de implantación nacional, PP y PSOE, coinciden en el marco de la provincia de León en puntuales, aunque no necesariamente coincidentes, manifestaciones proleonesistas y anticastellanistas, desoyendo a sus respectivas direcciones, autonómicas y estatales. Tanto en el fondo como en la superficie late un sentimiento populista que se remonta al proceso de formación de las autonomías, y que considera que a León no se le dio la palabra y tuvo que resignarse a aceptar hechos consumados. Lo que parece claro es que los dos grandes partidos no van a permitir reabrir el proceso autonómico, aunque no les quede más remedio que aceptar este tipo de escaramuzas locales que, en ocasiones, han entrañado cierto peligro, como en la oposición radical a la Fundación Villalar, cuyo castellanismo notorio puede verse como una afrenta desde las tierras leonesas. Pero estas polémicas no deberían afectar al Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que se dedica a la Cultura con mayúsculas. UPL parte de una actitud apriorística al considerar al que denomina «Instituto Castellano de la Lengua» como un instrumento de la Junta de Castilla y León, contrario a los intereses leoneses. Si la UPL se hubiese tomado la molestia de visitar la página web del Instituto se hubiese dado cuenta de que no lleva cinco años funcionando, ni que solamente han sido dos los actos celebrados en León, dato en el que sustenta todas sus críticas. Pobre argumento para juzgar una programación cultural que, acertadamente, ha destacado por ubicarse en los lugares que requería el acontecimiento cultural a celebrar, sin tener en cuenta la supuesta mayor importancia de los patronos: en lugares que, como Bejar o Aguilafuente, ni siquiera están en el Patronato, o llevando los eventos a Candás (Asturias), Madrid, Roma o Lisboa, cuando las circunstancias así lo aconsejaban. Pobre criterio cultural sería aquel que nos llevase a una excluyente valoración localista que, fácilmente, terminaría siendo una complaciente aceptación de un pintoresquismo costumbrista. Además, tampoco es cierto que León haya sido marginado, como lo demuestran hechos concretos: en la capital se celebró en el 2003 el encuentro «El español en China»; las «Jornadas de Homenaje por el centenario del nacimiento de Antonio González de Lama» se celebrarán los días 10 y 11 de mayo, y, también, entre el 20 de mayo y 19 de junio de este año tendrá lugar la Exposición «En la pizarra. Los últimos hispanorromanos de la meseta»; en Palacios de Valduerna se celebra, también desde el año 2003, la cita anual «Poesía para vencejos», y en Ponferrada, en el verano del 2004, el ciclo de conferencias «El Camino de Santiago y los libros de viaje», tema que también se ha institucionalizado con carácter anual. Por último, el Instituto financia y editará las obras completas de Gil y Carrasco, magno proyecto que ya era el momento de afrontar. Y cabría recordar a UPL que parece extraño que justamente dos de los premiados con el Premio de la Crítica que otorga el Instituto (de las tres convocatorias celebradas hasta la fecha) son leoneses. ¿Dónde encuentra la UPL ese supuesto rechazo a nuestra tierra? Dejemos pasar el tiempo y juzguemos con sosiego más adelante, cuando se pueda analizar el trabajo realizado desde una perspectiva global. De momento, la labor del Instituto me parece magnífica y muy superior a la realizada por instituciones similares en otras comunidades autónomas. No es razonable ese aislamiento voluntarioso de los municipios señalados, en una actitud numantina, incompatible con una sociedad moderna. La sociedad civil tendrá derecho a juzgar a esos partidos políticos que deciden por ella, con justificaciones tan poco convincentes. Parece poco razonable pedir a los partidos políticos que dejen de ser políticos, por lo que, ya que no podemos evitar ciertos actos de nuestros representantes, sí que está en nuestras manos buscar la verdad.

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