Elecciones vascas

TENÍAN MONTADO el gran escenario: la gabarra repleta de militantes, ikurriña en ristre, bajando por la ría de Nervión, hasta llegar a Deusto, con el Gugenghein al fondo, y amarrar por último en el Arenal. Una escena que no se ha repetido desde que el Atlhetic de Clemente ganó la última Liga de fútbol. De eso casi ni me acuerdo. En las elecciones vascas del pasado domingo ha fracasado por completo el plebiscito planteado por el lendakari en funciones, Ibarretxe. De hecho, la coalición PNV-EA obtuvo 140.000 votos menos y bajó de los 33 escaños que tenía en el 2001, a los 29 actuales. Quedó enterrado, pues, el Plan Ibarretxe. La gabarra nacionalista hizo aguas y se hundió antes de amarrar en el Arenal. Ya se sabe, como dice Pessoa, que la grandeza de un barco no es navegar, sino llegar a puerto. Por su parte, el PSE-EE pasó de 13 a 18 diputados. Registró el mayor ascenso. El PP ha sufrido un fuerte descenso: de 19 a 15 . No se hundió más por la valerosa actitud de su candidata, María San Gil. Hizo una campaña a lo María La Brava. Los populares, siguiendo la tónica de la campaña, se consuelan de ese notable retroceso culpando al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, porque los antiguos votantes de Batasuna lo hayan hecho ahora al Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV). El que no se consuela es porque no quiere. Las elecciones del pasado domingo han confirmado, una vez más, que el panorama político vasco es muy plural. El más plural de España. Hasta seis formaciones se sentarán en el Parlamento. El más fortalecido en las urnas ha sido el PCTV, al que todos visionan como la sombra oblicua de Eta, aunque todavía no sea demostrable. Ganó dos diputados más que la ilegalizada Batasuna. Será la gran bisagra de la futura gobernabilidad. Se ha mantenido IU-EB -tres antes, tres ahora- e irrumpe en la cámara Aralar, formación escindida de los filoetarras. Contrastada la pluralidad, lo que necesitan los vascos son estrategias de convivencia, políticos que resuelvan los problemas ciudadanos y que siembren la concordia entre los vascos, y no iluminados que creen problemas y estimulen odios. Queda un largo periodo de negociaciones y aproximaciones, pero lo más probable es que el PNV tenga que formar un gobierno en minoría. Y hablando de sembrar odios. Me ha sobrecogido el ataque a la librería Crisol cuando se presentaba el libro de Santos Juliá: Historias de las dos Españas . Participaban, entre otros, Santiago Carrillo y la periodista María Antonia Iglesias. Es una nueva manifestación de cómo se está envalentonando la extrema derecha. A ello ayudan las estrategias de crispación. Recrean un caldo de cultivo inmejorable. La primera afloración fue contra José Bono y Rosa Díez, en la ya triste y olvidada convocatoria por las víctimas del terrorismo en Madrid. Ahora, en la más pura tradición fascista, han atacado a una librería, al autor del libro que se presentaba, a una periodista y a un anciano de 90 años. No cabe duda que la policía detendrá y pondrá a disposición de los jueces a los descerebrados de esa hazaña . Pero, además de eso, es necesario que cese el clima de crispación, de odio e intoxicación que fabulan los acebes y esperanzas y sus talibanes en los medios informativos. 1397124194