Diario de León
Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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PERDÓNESE la repetición, pero, como decía el difunto Pío Cabanillas allá por la transición democrática cuando no lo tenía claro, «hemos ganado los nuestros, aunque todavía no sabemos quiénes». Era un gallego optimista que no sobrevivió a la UCD. Un poco antes de aquella servivor ya vivía de patrona en la pensión de estudiantes Casa Juanito, calle Arganzuela, 7, segundo piso sin ascensor, según se baja en Madrid del teatro de La Latina de una tal Lina Morgan hacia la Puerta de Toledo y torciendo a la izquierda justo en la Fuentecilla. Juanito era un ex comisario vasco, de Santurce, de la policía republicana que no llegó a tiempo de coger el último barco en Valencia cuando la guerra y que, plegando velas, montó su pobre negocio hostelero donde los chotis situaban también al Pichi, «el chulo que patina del Portillo a la Arganzuela». Juanito, sin embargo, cuando los pupilos le preguntábamos por el cabrón de Franco, respondía prudentemente «no digamos que digamos, pero tampoco digamos que digamos». Luego se iba al frontón y se daba contra las paredes. Así están más o menos las cosas después de las elecciones en el País Vasco. La jugada de José Luis Rodríguez Zapatero para legalizar a Batasuna y dejar en minoría relativa al PNV estaba cantada, pero ahora a ver qué hacermos. Puede pactar Ibarretxe. Són 75 diputados en aquella jaula de grillos, donde puede juntarse con el PSOE (47 en total) o con los de ETA, que serían 38). Lo demás es purrela. Para Madrid Zapatero es un gran estadista. Para algunos de aquí, un enredabailes.

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