Diario de León
Publicado por
ERNESTO S. POMBO
León

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ESTAMOS dando un importante paso atrás. Volviendo a aquellos difíciles años en los que te cuidabas de no topar con quienes usaban porras, cadenas y hasta pistolas para defender sus ideas. Y para reventar las tuyas. Estamos otra vez como ayer, alimentando la aversión, el desprecio y la confrontación. La agresión por parte de un grupo de ultras a Santiago Carrillo y a otras cinco personas, entre las que se encontraba María Antonia Iglesias, vecina de estas páginas, nos dice que lo estamos haciendo mal. Primero fue el ministro Bono, después la retirada de las estatuas con el jinete. Y ahora Carrillo, a quien acusan de asesino y genocida y de participar en la matanza de Paracuellos del Jarama. La vida de Santiago Carrillo nos la sabemos al dedillo. Desde Paracuellos a su contribución a la democracia. Como conocemos también las de aquellos que prestaron brillantes servicios al franquismo y que hoy ejercen cargos públicos tras un proceso de reciclado. Y como recordamos también el reguero de víctimas que dejó la sinrazón de los ultras españoles. Pero no consiste en eso. En dar pasos hacia atrás. Consiste en razonar y ver que estamos alimentando y atizando actitudes violentas. Con vídeos, predicadores radiofónicos, deslegitimando resultados electorales, sembrando la idea de una España rota, llamando a la subversión y a la agitación y hablando de la balcanización española. Los ultras han vuelto a la calle porque se sienten estimulados y amparados por quienes transmiten un mensaje tan apocalíptico y violento como descerebrado. Y ellos, los del mensaje, son los responsables de que se produzcan estos ataques a la libertad y a quienes tratan de ejercerla. Los ultras están volviendo a sentirse cómodos y a creerse necesarios. Quizás sus jóvenes cachorros estén ya sacando brillo a los bates de béisbol. Porque alguien los incita.

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