Inflación y trucos

LA LLEGADA del euro significó un cambio de mentalidad porque no dominábamos la nueva moneda y decir 1,25 nos hacía pensar en 125 pesetas, cuando en realidad son 208. Pues bien eso significó un paso adelante para que la inflación sea más galopante cada día. Ahora las subidas de los productos no son de un par de pesetas o un duro, como hace apenas tres años, ahora se aumenta el precio un montón de céntimos y no pasa nada. Ejemplo, un bonobús de estudiante pasó de 3,60 a 4 euros, son 40 céntimos o 67 pesetas, cantidad que a nadie se le hubiera ocurrido aumentar en el 2001, so pena de algarada, pero ahora se aumenta un 11 por ciento el precio y no pasa nada. Bueno, sí pasa, que el sueldo no llega a fin de mes, pero eso es algo normal, nos dicen. Claro que estos aumentos son los que determinan los políticos. Los comerciantes también tienen su parte en esto de la inflación, pero ellos lo hacen con truco para que no se note. Por ejemplo, antes los tambores de detergente eran de 5 kilos, luego se bajó el precio, pero también se redujo el peso del tambor y así hemos llegado a los «cacitos» de ahora, que ya no sabemos cuánto pesan, pero que su precio es sensiblemente superior a los 5 kilos de antes. Y otro tanto pasa con los huevos, que como no tengas cuidado te llevas una decena por un precio similar a la docena. En fin, son trucos que nos complican la vida y merman nuestro bolsillo. Se asustarían sólo con pensar la oscilación que puede haber en el precio de una barra de pan. Y antes cuando subía una pesetasa había alarma social ...