Pájaros del aire

LA PRIMAVERA trae, desde África tropical, a los pájaros del aire, fenomenales viajeros que se instalan en el ámbito urbano dedicados a la procreación estival y a papar insectos voladores. El 10 de marzo llegó a la ciudad de León la primera golondrina, reconocible por su larga cola ahorquillada y gorguera rojiza: Su nombre científico (Hirundo rustica) hace referencia a su preferencia por el medio rural, sobre todo donde abundan las cuadras de ventanas abiertas, garantía de vigas para anidar y nutritivas moscas. Es ave de buen agüero en la simbología cristiana, ya que el pajarillo tintó la garganta en sangre al intentar quitar la corona de espinas a Cristo. El 24 de marzo observé la llegada del primer grupo de aviones comunes, de dorso negro, vientre blanco y conspicua rabadilla nívea. Su nombre latino (Delichon urbica) refiere unas preferencias por ciudades, ambiente urbano en cuyas cornisas elaboran colonialmente nidos semiesféricos de pellas de barro. Los aviones cazan a mayor altura que las golondrinas y se ceban a los grupos de pulgones en deriva aérea, aunque, los primeros días, aprovechan las eclosiones de efémeras sobre los cauces ribereños. La fecha habitual de arribada del vencejo es el 23 de abril, para celebrar la fiesta de Castilla y León. Totalmente negros, de alas como guadañas y cola corta bifurcada, organizan chillones carruseles sobre los aleros y tejados de los viejos edificios, en cuyos huecos anidan. Llegan a dormir en el aire, suspendidos en la altura, mientras los humanos nos encamamos en el catre. Las estimas, en parejas reproductoras, de estos migrantes en España dan estas cifras: 618.000 de vencejos comunes, 812.000 de golondrinas y 1.140.000 de aviones comunes. Hacia primeros de agosto, los vencejos desaparecen camino de la selva tropical. Iniciado septiembre, se marcha la golondrina, y el avión común aguanta hasta casi el Pilar. Humildes pájaros del aire, agradecemos vuestra compañía.