Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

Vaya par de marrones

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LAS AGUAS en el PP comarcano vuelven a su cauce. Es decir, al curso de las rencillas, de la división y de la agitación, que desembocará probablemente en un delta caótico en las próximas elecciones locales. Y lo más sorprendente de todo es que en el Partido Popular del Bierzo aún se reúnen, políticamente hablando, todos los mimbres para confeccionar un buen cesto de votos. Se nota precisamente en estos tiempos de cisma irreversible una complementariedad entre las facciones populares que para sí querrían otros. Y por extensión, en medio de tamaña fractura, resaltan más que nunca las graves carencias de uno y otro grupo. Los que siguen la estela de la oficialidad, que en la provincia encarna Isabel Carrasco, son absolutamente lerdos en las tareas de fontanería. Reaccionan con la misma diligencia de un artrítico al golpe del martillo del traumatólogo cuando surgen contratiempos como la apuesta de la jefatura de la Junta por el puerto seco del Musel en Chozas frente a la opción de Toral. Y con sus modositos discursos ponen aún más énfasis a la apreciada y tal vez algo afectada beligerancia con la que Fátima López Placer o Ángel Escuredo salían a escena para contradecir -si la afrenta al Bierzo era demasiado ostensible- a sus superiores más significados, Herrera y Fernández Mañueco incluidos. Por no hablar de la leonina actitud con la que los ahora críticos contestaban las omisiones o planes socialistas, simplemente sospechosos de poner en peligro el desarrollo de la comarca. En cambio, en el conjunto oficialista, mal que pese al fatimismo, es posible encontrar -con Ponferrada a la cabeza- los mejores ejemplos de gestión municipal práctica, efectista, y aplaudida por el ciudadano común al margen de las controversias y las tergiversaciones partidarias. Una faceta que tampoco es posible hallar fácilmente en el seno del PSOE, donde sólo Antonio Canedo brilla con luz propia en Camponaraya -un municipio en auge-, con un Susi en horas bajas en Bembibre y como alicaido tras la ya lejana pérdida del Consejo Comarcal. ¡Qué contrariedad!. Tal vez Canedo, que por ahora sigue dominando el cotarro comarcal socialista, se haya arrepentido más de cien veces en los últimos meses por no haber defendido la continuidad del alcalde bembibrense en la cúspide de la entidad comarcana frente a la irrupción del grupo de Ricardo González Saavedra. Al menos, y no como Fernández Mañueco que prefiere no ver, el regidor de Camponaraya y sus fieles -aun con un mar de fondo que no tiene nada que ver con la galerna que azota las naves populares- son conscientes desde hace tiempo que se la juegan frente a otro equipo de fontaneros de mucho cuidado, sobre todo si en el aire pululan tantas candidaturas que rellenar y con tantas expectativas. Yo, desde luego, soy incapaz de adivinar lo que ocurrirá en el socialismo berciano. En cambio, no creo que sea necesaria una perspicacia vaticana para presagiar lo que acontecerá en las filas populares con la ineludible escisión de los críticos. Como quiera que sea, un estupendo par de marrones políticos.

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