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LA IDENTIDAD leonesa no existe. La cultura leonesa es cuestión de románticos. Entre otras cosas similares ha venido a decir el señor García-Prieto, presidente de la Diputación Leonesa. Luego, ¿cómo se va a sacar adelante en ésa institución, la debatida Fundación Cortes de León, en defensa de nuestra identidad leonesa?. Para el señor Amilivia, a la sazón alcalde de la capital, la Unión del Pueblo Leonés va camino de la nada. No sabemos muy bien si con ello expresa una opinión, o manifiesta el deseo del PP autonómico. Dando una de cal y muchas de arena, se ha olvidado que firmó un acuerdo por la identidad leonesa, y «nada tiene que decir», y menos actuar, en contra de la millonaria Fundación Villalar. Ha molestado en el ente que el señor Rodríguez Zapatero, como presidente del Gobierno de España, haya citado a los leoneses como pueblo. Es tal la obsesión unitarista y uniformista imperante en Valladolid, en el centro del poder autonómico de todo tipo, que el más mínimo dato en contra de su deseo homogeneizador les descoloca y se les atraganta. Recordemos que Zapatero fue firmante del aludido Acuerdo. Allá, en Villalar, donde los progresistas del ente han celebrado el día de su fiesta autonómica y comunera, y los conservadores entronizan para el resto de los días del año una fundación, presentada como cultural, que busca una identidad inexistente, acaban de diseñar al «alimón» la figura institucional que actuando de verdugo, maneje los tinglados dispuestos para aniquilar lo cultural leonés desde unos manipulados supuestos históricos. El cadalso, erigido para tal fin, lo han emplazado allí donde el movimiento comunero fue dominado y algunos cabecillas ajusticiados: Villalar de los Comuneros. Por supuesto, el moderno patíbulo al que aludimos no es un tablado al uso, pero sí una picota de páginas impresas, donde se nos muestra a los leoneses despersonalizados mediante una nefanda lujuria histórica. A ésta hemos de añadir ahora las páginas electrónicas de una web, en busca de una identidad comunitaria, irreal e impuesta, desde postulados políticos ensoberbecidos de poder. El 19 de abril de 2001, en ésta misma Tribuna, contábamos cómo, desde el ente, estaban intentando llevarnos a los leoneses hacia un supuesto cadalso. No nos equivocábamos ni un ápice: Villalar de los Comuneros querían que fuera algo más que una campa festiva. Y, de la mano del PP y del PSOE leoneses, con los ojos vendados de sus conciudadanos por el ocultismo más insano, se aprestan a conducir nuestra identidad, o personalidad histórica leonesa, al holocausto. Pues bien, ya han culminado los preparativos y empiezan la siguiente fase: la «ejecución». El verdugo elegido, no es persona física, es una entidad vestida con ropajes culturales, sufragada por las arcas autonómicas, y llamada Fundación. Una marioneta movida desde el centralismo del ente, por políticos que sin duda se consideran legisladores, y ni siquiera escuchan al pueblo. Coadyuvan a ello, desde un interesado proceder, personajes cuando menos controvertidos en el mundo cultural o de las letras. Como no podían hacer rodar la cabeza identitaria de todos los leoneses mediante un golpe de hacha, ni, empleando el asfixiante garrote vil, estrangular los hálitos de vida cultural heredados, y que ostentamos desde la más sencilla naturalidad que descoloca a tan sesudos próceres, acuden a un sutil modus operandi para consumar el vilipendio identitario leonés: pretenden hacer ingerir al lector, y lo que es mas importante a los niños y jóvenes en edad escolar, el veneno de la indefinición de lo leonés, acoplándolo a un sucedáneo castellano, o al irreal castellanoleonés. En la moderna España de las autonomías, a León, a los leoneses, se nos ha infligido la más clamorosa de las injusticias: impedir que eligiéramos destino autonómico. Políticamente fuimos amordazados, impidiendo que nuestra voz fuera clara y rotunda más allá de las calles capitalinas; para, posteriormente, proceder a incardinarnos por la fuerza de «las razones» en una comunidad no deseada. Como no consiguen que aceptemos sus tesis uniformistas -Castilla y León, una sola región, y además desde siempre- se inventan una Fundación que sostenga esto, para inutilizar a los leoneses y seguir fomentando que, los leoneses, aunque un poco raros, también somos, lo queramos o no, castellanos. ¡Vaya modo de hacer comunidad!, tratan de centralizar hasta los sentimientos. La Fundación está en marcha, ha iniciado su andadura ajusticiadora desde la ignominia de los falseamientos; apoyos no le faltan, dineros tampoco, es cuestión de tiempo la labor que se han propuesto. La respuesta del pueblo leonés se impone, y pronto, nuestra asociación, en permanente lucha, puede pedir ayuda y colaboración puntual, pero esto no exime a todos y cada uno de los leoneses, que quieran seguir siéndolo, de negarse a aceptar en todo momento y lugar, la desaparición identitaria leonesa. León es una región. Los leoneses un pueblo. Y además históricos.