EL BALCÓN DEL PUEBLO
Crisis en el PP berciano
EN EL PP berciano se está librando la batalla orgánica a «puñetazos puros», por decirlo en metáfora de Blas de Otero. La renovación de la Ejecutiva Comarcal, que se producirá a mediados de mayo, genera un clima político casi imposible. Críticos y oficialistas están numantinizados. Todo en El Bierzo se pelea con más ardor que en el resto de la provincia. Incluso los litigios. Suelen llegar siempre al límite. Me aseguran que hasta se han mantenido contactos con el ex-corregidor Ismael Álvarez para taponar las grietas abiertas. Muy seria debe ser la ruina. El problema radica en que el secretario regional de los populares, Fernández Mañueco, no quiere saber nada de ofrecer una salida a los críticos Fátima López Placer y Ángel Escuredo, ex-presidenta comarcal y ex-secretario provincial, respectivamente. Ya no son los vigilantes del vuelo de la gaviota en El Bierzo. Lo que se pretende es fagocitarlos. Los satanizaron cuando levantaron la voz frente a la entonces dirección provincial y regional. Con la moficiación estatutaria aprobada en el pasado Congreso Provincial, los oficialistas tienen garantizada la victoria. Pasan de la batalla orgánica. Les basta y les sobra con los afines de Ponferrada, Bembibre y Carracedelo. Y los tienen, además de otros apoyos menores para sumar, como Vega de Espinareda y Cacabelos. El trío del que saldrá, salvo sorpresas, el nuevo responsable del PP berciano lo componen José Antonio Velasco, Fidel Cerezales y Raúl Valcarce. Los críticos del PP berciano, al igual que los taxistas que han peleado contra la implantación del «búho», comentan que los hilos del Ayuntamiento de Ponferrada, así como los del partido, los sigue moviendo y enhebrando el ex-alcalde Ismael Álvarez. Un muerto político que resucita. O quizá es que nunca estuvo muerto. A eso es a lo que se referían los taxistas cuando denunciaban la imposición del «búho» sin ningún tipo de consulta ni negociación con ellos. El asunto es importante. Y si fuera verdad, bastante grave. Porque Ismael Álvarez no ostenta ningún cargo ni responsabilidad política pública o de partido. Si continuara dominando la política ponferradina lo sería por unas relaciones con la dirección local del PP y con los concejales. Y si no tiene nada que ver con la política, resultaría todavía más sospechoso. Ya se sabe que la empresa municipal Pongesur fue la que más dinero movió el pasado año en El Bierzo, teniendo una sola persona en plantilla. Y claro, como empresa, gran parte de sus operaciones no están controladas por los representantes municipales del Ayuntamiento de Ponferrada. Moviéndose en dineros públicos la transparencia es obligada por encima de cualquier otra consideración. Una cosa es crear empresas públicas para agilizar la gestión y otra, muy distinta, que se creen para evitar el control. Muchos comentarios que llegan desde Ponferrada abundan en que su Ayuntamiento se ajusta perfectamente a lo que Rubén Darío llamó «caldo municipal y espeso». Pero a lo que iba: la crisis del PP berciano es tan aguda, que la palabra escisión ha sonado en no pocos debates.