Acatar las leyes

EL PLENARIO celebrado ayer en el Palacio de los Guzmanes aprobó por unanimidad una moción que pide a la Junta de Castilla y León y al Gobierno de la nación, que mantengan a nuestra provincia como Objetivo 1 de la Unión Europea. Fue una solución transacional a la que llegaron los tres grupos políticos ante la propuesta de la UPL. Los leonesistas querían que el acuerdo se ciñera a la región leonesa: esto es, a León, Zamora y Salamanca. Los socialistas, por su parte, propusieron que no se descartaran a otras provincias, como Ávila o Soria. En fin, el resultado es que ahora la Junta de Castilla y León y el Gobierno central se verán obligados a tomarse el asunto, no a chufla como al Piyayo, sino con el máximo interés para conseguir el mejor resultado en Bruselas. Por supuesto, resultarían absolutamente inaceptables negativas como las expresadas por la vicepresidenta a la Junta, María Jesús Ruiz, y el consejero de Presidencia, Alfonso Fernández Mañueco. Especialmente si la UPL propone la moción en todos los ayuntamientos en los que tiene presencia, tanto en León como en Zamora. Otro asunto de máxima actualidad es cómo se ha alborotado el gallinero del Partido Popular tras la llamada a la insumisión de los alcaldes y funcionarios que hizo un cardenal colombiano, representante político del Estado Vaticano. En términos apocalípticos predijo la destrucción del edificio familiar «ladrillo a ladrillo». El primero en manifestarse públicamente como insumiso ante la futura ley que regulará los matrimonios homosexuales fue el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva. Es ginecólogo -lo fue de Ana Botella, Legionaria de Cristo- y con un ramalazo ultraderechista. Otros alcaldes del PP, como el de León y Ávila, le siguieron la corriente. Sin embargo, no han faltado corregidores conservadores -por ejemplo: Madrid, Valencia y Málaga- que han manifestado, como no podía ser de otra manera, su completo acatamiento a las leyes. Ante el revuelo de sotanas y gaviotas, la dirección nacional del PP tuvo que salir, a media tarde del martes, para poner orden y concierto. Y garantizar que sus alcaldes cumplirán siempre las leyes de un Estado democrático, lo que por otro lado, es una obviedad. Lo contrario sería prevaricación pura y dura. Corregidores como el de Valladolid no deben olvidar que mientras se sienten sobre el terciopelo de la alcaldía, no sólo tienen que cumplir las leyes aprobadas democráticamente por el Parlamento, sino que además tienen la obligación de atender a los ciudadanos y contribuyentes sin distinción de sexo y religión. Fue una verdadera pena para León, yo diría que un desencanto, pese a que esta ciudad es catolicona y retranqueada, que Mario Amilivia se sumara en el primer momento a las posiciones más retrógradas del PP. Ha demostrado una notable desorientación política. Otros corregidores del PP en los tres municipios leoneses importantes que gobiernan -Ponferrada, Valencia de Don Juan y Santa María del Páramo- le han dado una lección. No son objetores, sino guardianes de la legalidad.