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TRIBUNA

Un Primero de Mayo contra la precariedad

Publicado por
EDUARDO SILVA BAFALUY
León

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A LO LARGO de estos casi 120 años que nos separan de la histórica manifestación en la que 80.000 trabajadores recorrieron las calles de Chicago reclamando la jornada laboral de ocho horas y de la brutal represión posterior que llevo a la horca y a la cárcel a sus dirigentes, los trabajadores en todo el mundo y las organizaciones de la clase obrera hemos alimentado la lucha por la emancipación y la superación de la explotación en el mundo. A lo largo de este tiempo hemos aprendido que las reivindicaciones de hoy son los derechos de mañana. Desde hace años vemos cómo en León se muestra la cara más sangrante de este capitalismo sin disfraz: deslocalizaciones de empresas que se van buscando mano de obra más barata o a la caza de nuevas subvenciones en otros lugares -Enervisa, Antibióticos, Lagun Air...-, empresarios mineros que juegan al cierre patronal y a ser caciques de comarcas enteras, empresas de telemárketing que se aprovechan de miles de universitarios leoneses en paro para ofrecer trabajos de tres meses, sueldos mínimos, condiciones leoninas y represalias por sindicarse, por no hablar de las empresas de construcción que han encontrado en la mano de obra inmigrante y precaria la forma de multiplicar sus ganancias ante el «boom» inmobiliario. En León, como en el resto del estado, temporalidad, precariedad e inseguridad laboral conforman la triste realidad de una parte importante de los trabajadores, especialmente los jóvenes, las mujeres y los inmigrantes. Por eso el Primero de Mayo es un día de lucha. Es un día para seguir empeñados en el combate contra este modelo de globalización neoliberal que profundiza en las desigualdades, entre el norte y el sur, entre países y dentro de cada país; que deteriora y precariza las condiciones de vida y trabajo de millones de personas; que fuerza grandes migraciones en busca de lo imprescindible para vivir, que despilfarra recursos escasos y a la vez no duda en recurrir a la guerra para apropiarse de las materias primas y asentar su dominio. Frente a este modelo de hacer y entender el mundo, cada día se alzan más voces, más resistencias y más luchas, que poco a poco se van transformando en alternativas políticas y van permitiendo pensar, compartir y actuar en favor de otro mundo posible y necesario. En este empeño los trabajadores y sus sindicatos deben jugar un papel central. En Europa la lucha contra el neoliberalismo hoy, es la lucha contra la liberalización de los servicios, la lucha contra las privatizaciones, la lucha contra el retroceso social, la lucha contra la regresión educativa y en consecuencia la oposición activa al tratado constitucional. La fuerte y amplia oposición contra la directiva Bolkestein ha encontrado ya los primeros éxitos, aumentando la contestación conseguiremos su retirada total. En Francia es posible el triunfo del no al tratado constitucional europeo, jugando un papel central en dicho objetivo los trabajadores con su principal sindicato, la CGT, a la cabeza y la izquierda alternativa. En este Primero de Mayo constatamos que los problemas de los trabajadores españoles están estancados y algunos derechos en regresión, el crecimiento económico no se traduce en un empleo de calidad que asegure el bienestar, reduzca las incertidumbres y permita a los trabajadores construir un proyecto de vida digno. El gobierno del PSOE no toma las iniciativas necesarias para que nuestro país deje de ocupar uno de los primeros puestos de la Unión Europea en paro, precariedad laboral, accidentes de trabajo y escaso gasto social. Las bajas tasas de actividad y ocupación de nuestro país junto con el alto nivel de desempleo, más de dos millones de parados, y la abusiva temporalidad que no desciende del 30 por ciento provocan una realidad social profundamente precaria que impone una fuerte desigualdad social, desarticula y dualiza el mercado de trabajo, cuestiona los derechos colectivos y amenaza la cohesión económica y social. Es en esta realidad social donde se generalizan los incumplimientos sistemáticos de las normas laborales, donde aparece como imposible rebajar la siniestralidad laboral, donde se abusa de los colectivos más débiles, los inmigrantes, las mujeres y los jóvenes, donde se presiona a la baja sobre los salarios, donde se subcontrata en cadena hasta el infinito y donde aumenta la presencia de las empresas de servicios y de trabajo temporal. La persistencia de la división sexual del trabajo que sitúa a los hombres en la producción y a las mujeres en las tareas reproductivas y de cuidados, continua pesando en nuestra realidad social, aunque en las ultimas décadas el acceso al trabajo remunerado de las mujeres ha aumentado, continuan siendo negativos el ritmo y las condiciones. Las mujeres tienen las mayores dificultades para encontrar trabajo, los mayores índices de desempleo, cobran menos por los mismos trabajos, encuentran grandes dificultades para acceder a los empleos más cualificados y soportan en mayor medida la precariedad, la eventualidad y la economía sumergida. Es imprescindible intensificar la lucha por la igualdad total, por las medidas que permitan la conciliación de la vida laboral y familiar de todos los trabajadores y por un sistema nacional de atención a las personas dependientes. Hay que exigirle al Gobierno del PSOE medidas eficaces que permitan atajar la temporalidad y la precariedad, medidas que no pasan en ningún caso por nuevas modalidades de contratación temporal ni por rebajar las indemnizaciones por despido. Las modificaciones legislativas necesarias son las que restablezcan la causalidad en la contratación, imposibiliten el encadenamiento de contratos y la rotación para cubrir puestos de trabajo fijos, las medidas de control e inspección que terminen con el fraude y aseguren el cumplimiento de la legislación laboral, hoy profundamente devaluada. Hay que exigirle al Gobierno del PSOE medidas eficaces que permitan atajar la siniestralidad laboral relacionando esta, también, con la des regulación de las condiciones laborales y con la actividad de las subcontratas. Es necesario ir a la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales sin reducción salarial, la incorporación digna al trabajo de las mujeres y los jóvenes, la mejora de los servicios públicos y de las pensiones, la recuperación del poder adquisitivo de los salarios, una mayor protección social para los trabajadores sin empleo, la cobertura social para las personas dependientes y la igualdad de derechos para los trabajadores inmigrantes En este Primero de Mayo unimos nuestra voz a las demandas de los trabajadores y al movimiento contra la globalización capitalista, que pone en cuestión con fuerza y con propuestas alternativas que es posible otra economía humanizada, participada y solidaria. Unimos nuestra voz con los que defienden la dignidad del trabajo y reclaman el derecho para construir otro mundo, solidario, comprometido con el medio ambiente y con los seres humanos de todo el planeta.