EL RINCÓN
Nuevos errores de cálculo
LAS OBRAS públicas siempre salen más caras de lo inicialmente presupuestado y eso tiene una explicación: el dinero también es público. El nuevo precio de la ampliación del Museo del Prado ha crecido en la misma proporción que ha bajado la moral, más IVA. Nos contaron a los contribuyentes que la necesaria reforma iba a costar 42,6 millones de euros, pero el presupuesto actual está en 61,5 y hay una nueva propuesta que lo sitúa en 113,7. Se prevé que las obras acaben finalmente en otoño del año que viene, cuando vuelvan a caer las hojas y a engordar las musas. Ojalá sea así porque si se prolongan no sabemos qué cifra pueden alcanzar. Lo que sí sabemos es que no podremos pagarlas. Para justificar el desvío presupuestario, que es una de las tradiciones españolas, el subsecretario del Ministerio de Cultura, que también debía serlo de Agricultura, ha puesto el ejemplo del cedro que está en el talud afectado por la ampliación. Mantenerlo en pie y a pie de obra costará 1,9 millones de euros. Aproximadamente lo que le debió costar al Sumo Hacedor el árbol del Bien y del Mal, tan necesario para sus ulteriores proyectos. Siempre hay errores de cálculo. Incluso la ministra de Vivienda, a la que nadie injuria atribuyéndole una excepcional inteligencia, comete algunos. Ahora se ha felicitado porque los pisos «sólo subieron un 15,7 por ciento en el último año». Que nadie pregunte qué pasaría si las mujeres mandasen. Ya lo están haciendo, si bien con desigual fortuna. La edil Ana Botella ha descubierto que el lobby de los homosexuales «es muy poderoso». Claro. Por eso hay gente maleducada que les llama «la mafia del esfínter». La que le ha echado valor ha sido Celia Villalobos rompiendo la disciplina de voto en el Congreso. Se confirma que hay que cambiar de ideas si se quiere seguir en el mismo partido o cambiar de partido si se quiere seguir con las mismas ideas.