BURRO AMENAZADO
Diputación protectora
LA DIPUTACIÓN de León ha elaborado un loable catálogo con 93 lugares considerados Espacios de Interés Natural de la provincia. En este conjunto destacan los humedales y riberas, 23 enclaves que expresan la bondad de tanto soto y charca relictos, convertidos habitualmente en chopera plantada, escollera rompecauces o vertedero de inmundicias. La magnífica laguna del Rebollar (Joarilla de las Matas), las turberas de Rodrigatos de la Obispalía, las junqueras del valle de Utielga (Villamoratiel de las Matas), las alisedas del Cabrera o los sotos del Esla, entre Toral de los Guzmanes y Villaquejida, representan vestigios de lo que fueron las lagunas, lavajos y povedas de un León esquilmado por la rapiña. También hay buen listado de montes, desde los alcornocales de Pombriego y Cobrana a las encinas del Monte de Audanzas, los pinos de Río Camba y los roblones de Villamartín de Don Sancho y Caminayo. Aparecen también desfiladeros recoletos, como los de Bustillo (Librán), Ocejo de la Peña y San Facundo, refugio de madroñales, búhos reales y roqueros, y áreas abiertas de cereal y eriales, caso de los secanos de Audanzas y Cabañeros. Algunas colonias de aves, concentración de nidos de cigüeñas y garzas, y lugares suburbanos -el salvado Monte de San Isidro, el Molino Viejo de Sorriba y la histórico y legendaria presa Cerrajera del Órbigo- se presentan en este conjunto sin protección, donde la voluntariosa Diputación quiere compromiso municipal, al menos en las normas urbanísticas. Basta una mínima iniciativa para garantizar su futuro verde. Buen ejemplo son los montes de Palacios de Compludo, hoy reserva natural privada tras el acuerdo entre el ayuntamiento de Ponferrada, Tyto Alba, SEO/BirdLife y la asociación de vecinos El Nogal. Una ordenación del territorio bien ejecutada y el compromiso de los habitantes obran milagros, sin necesidad de subvenciones. Ya es hora de que los municipios apuesten por la naturaleza viva que poseen.