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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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HAY PERSONAS que están plenamente convencidas de que si queremos que nos vaya bien no podemos llevarnos mal con George W. Bush. Debe de ser porque quien manda, manda, y el emperador va a seguir mandando una larga temporada más, después de ganar las elecciones. Es ciertamente muy curioso que haya sido tan tenue en todo el mundo la repercusión del reconocimiento de que en Irak no había más armas de destrucción masiva que los alfanjes, a condición de desarrollar jornadas laborales larguísimas. Después de devastar ciudades y de alejar a miles de cabezas de sus turbantes, en un alarde de sinceridad, Estados Unidos confesó que el país invadido no era propietario del arsenal que se buscaba. El que buscaba Bush y sobre cuya existencia no tenía la más mínima duda José María Aznar. Todo fue en la llamada guerra preventiva una venganza por adelantado y sólo había que disculparse por las molestias causadas. Quien sí va a verse obligado a dar explicaciones es Tony Blair, el primer ministro británico que nunca da nada. Tendrá que publicar un informe que ponía objeciones legales a la guerra. Se lo calló como un zorro, o como cualquier otro animal, ya que en general no están dotados del divino don de la palabra. El dictamen no fue visto ni por el Gobierno que él preside ni por el Parlamento. Ahora que está viviendo su dura campaña electoral se enfrenta a las consecuencias de su solapado silencio. Casi la mitad de los británicos cree que es un embustero sonriente, pero no se teme que pierda su alto puesto: todas las encuestas le siguen dando ganador y hay que fiarse de las encuestas. De los que no conviene fiarse es de los ganadores. No sé quién fue el que observó que nada hay más terrible que un poder ilimitado en manos de un ser limitado. Quizá sea cierto, ya que la ambición no tiene límites, además de constituir el único afrodisíaco efectivo. Quizá lo mejor del poder sea para algunos el hecho de que nadie puede ponerle objeciones, pero eso sólo le pasaba a Sadam Husseín y ahora a George W. Bush.

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