En defensa de la lengua y de la literatura españolas

RARO ES EL DÍA en que no aparece en los medios la opinión escandalizada de ciudadanos de muy distinta condición sobre el deterioro que está sufriendo nuestra lengua o sobre la ignorancia por parte de los jóvenes de aquellas destrezas relacionadas con las humanidades. La crisis de las «humanidades» es algo más que una amenaza: se presenta como una realidad inserta ya en nuestro sistema educativo. Esta situación es especialmente grave en un momento en que, frente al modelo de civilización universalmente triunfante, se necesita una conciencia crítica que los estudios humanísticos estimulan en el hombre, para que éste pueda defender su personalidad asediada. La literatura y la lengua castellana como disciplinas humanísticas académicas obligatorias en todos los niveles de enseñanza son instrumentos de formación de modelos de ciudadanos razonadores, críticos y sensibles, tal vez incómodos, pero evidentemente necesarios para edificar una verdadera sociedad de ciudadanos. En los diferentes ámbitos académicos, culturales y profesionales se ve con preocupación cómo los jóvenes empobrecen su vocabulario y su expresión, fracasan en sus estudios porque no dominan su lengua y desconocen a nuestros escritores y el placer de leerlos. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de que los niños y jóvenes conozcan y manejen bien su lengua, porque ella es la que les va a permitir comunicarse con su familia y amigos, progresar en sus estudios, conformar su visión del mundo y desarrollar su personalidad. De todos es conocida la importancia de la literatura (y de los demás estudios humanísticos) para educar y formar a nuestros jóvenes; para enseñarles valores de una forma intuitiva e indirecta; para despertar su sensibilidad ante la belleza; para mostrarles de otra forma su pasado y su presente; para presentarles la lectura como alternativa a su actual forma de disfrutar el ocio. En p alabras de F. Lázaro Carreter, con la literatura estaremos educando a nuestros alumnos « para la democracia, para la razón como única fórmula persuasiva, para la participación indiscriminada en una cultura no alienante, la cual no puede destruirse para llegar a la prehistoria, ni dejarse de lado porque estorba para la eficacia técnica, ni ahogarse para que pueda sobrevivir el modelo antihumano del hombre consumidor». Si nos preguntamos cuál es la causa del actual empobrecimiento lingüístico y humanístico de nuestros alumnos, hemos de respondernos que, sin duda, la sociedad actual tiene mucho que ver (medios de comunicación de masas, falta de reflexión y de concentración, etcétera). Pero no podemos olvidar que es el propio sistema educativo el que debe dar respuesta a esta situación y que en los colegios e institutos de nuestra comunidad autónoma se dedican menos horas a la enseñanza de la lengua y de la Literatura (especialmente en bachillerato) que en la mayoría de las demás comunidades autónomas. Los profesores de lengua castellana y de literatura queremos ser beligerantes en este campo, reclamamos que el estudio de nuestra lengua y de la literatura ocupe el lugar que se merece en los distintos tramos de la enseñanza y solicitamos que las autoridades educativas tengan en cuenta esta prioridad cuando legislen. Es urgente una mayor dedicación a la Lengua en la ESO y en el bachillerato. Es imprescindible que la literatura recupere su espacio como asignatura independiente de la lengua y común a todos los alumnos, sean cuales sean sus posibles estudios u ocupaciones posteriores. Sólo así sería posible evitar la desolación que poco a poco se va adueñando de la verdadera patria del hombre , la constituida por la palabra libre, abierta y transformadora. (La Asociación de Profesores de Lengua Castellana y de Literatura de Castilla y León celebra hoy, miércoles, día 4, a las ocho de la tarde, en el Instituto Leonés de Cultura, una mesa redonda sobre el tema La literatura como referente cultural y educativo ).