Un congreso de altura

JOSÉ LUIS Rodríguez Zapatero, en su visita de tres días a León, hizo política doméstica, de andar por casa. Era lo que requería la ocasión y lo que esperaban los leoneses. No rozó la gran política, la que ahora está en la cima: la política autonómica, que es la que levanta más dudas. Muchos le creen prisionero de sus socios de Gobierno, mientras él no se cansa de hablar de la enriquecedora diversidad. Aquí sólo hizo una reflexión sobre la «España entera». Y sigue estando de máxima actualidad la propuesta del tripartito catalán sobre financiación autonómica y general. Propuesta en la que, por cierto, se han olvidado de las corporaciones locales: de los ayuntamientos y diputaciones provinciales. Precisamente, desde ayer se celebra en León un importante Congreso de Historia Contemporánea, organizado por el Departamento de Historia de nuestra Universidad y la Fundación Sierra Pambley. La conferecna inaugural la impartió Antonio Elorza, catedrático de Pensamiento Político de la Complutense, vasco de San Sebastián, especialista en el estudio del nacionalismo vasco y en el terrorismo islamista. Si en cualquier Congreso que se precie el listón lo ponen los conferenciantes de inauguración y clausura, éste, sin duda, ha acertado de plano en la apertura. Antonio Elorza, en su conferencia de ayer, analizó los orígenes del federalismo en el siglo XIX, para terminar hablando, ya en el calor del coloquio, de las propuestas actuales. Se mostró completamente partidario de un sistema federal para completar el Estado autonómico previsto en la Constitución Española, y en el que había unas relaciones de solidaridad e igualdad entre todas las comunidades autónomas. Por ende, Antonio Elorza voceó su rechazo frontal a la propuesta del tripartito catalán por insolidaria y porque perpetúa una relación bilateral del Estado con cada comunidad autónoma, que es siempre fuente de tensiones. Tensiones que en el caso catalán se sirven con la bandeja de «la pela es la pela», pero las políticas aún dan mayores quebraderos de cabeza. Ahí está el cadáver del Plan Ibarretxe. El lendakari, en su afán de perpetuidad gubernamental, ayer recibió a la cúpula batasuna, con Otegi al frente. El griterío mediático será ensordecedor. En resumen: uno de los máximos expertos que existen en España sobre esta materia le recomienda al Partido Socialista y al Gobierno de Rodríguez Zapatero que debe reconducir a Pasqual Maragall, titular de la Generalitat, a los términos de la declaración que firmó en Santillana del Mar. Una declaración que es de corte federal, pero solidaria con el resto de las comunidades autónomas y respetuosa con el Estado y con España. Porque, en definitiva, es lo que le queda al honorable president Maragall: o volver a Santillana del Mar, hermoso pueblo donde cada rincón es un poema, o ser el portavoz de Carod Rovira, quien se afana en el chantaje para conseguir ventajas económicas y fiscales. En todo caso, es para felicitarse que en León, en estos momentos clave, se organicen congresos de altura con participantes de la talla intelectual, política y periodística de Antonio Elorza. Seguro que otros, con voz y criterio, redondearán el éxito rotundo.