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Publicado por
B. CABEZAS GONZÁLEZ-HALLER
León

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HABIENDO constatado que, algunas personas que acceden -sin merecerlo- al poder padecen disfunciones psíquicas, sería necesario, para evitar las consecuencias negativas, que pasaran -por ley- por un tribunal formado por psiquiatras neutrales. Así nos evitaríamos demasiadas barbaridades, errores e injusticias cometidas por esas personas, que tienen poco de personas. Recuerdo esto, porque ahora circulan informes del perfil psicológico de varios líderes mundiales ya muertos. Según los diagnósticos, algunos estaban afectados por disfunciones mentales, no sólo Hitler, que nos dicen ahora que era esquizofrénico, paranoico y más cosas. Claro, sacar a la luz esta información, después sesenta años de cometer las barbaridades, no remedia nada de lo sucedido. Pero es relevante porque nos vale para pensar si algunos de los personajes que conocemos serán normales. ¿Qué dirían los psiquiatras de los iluminados por la maldad que han decidido hacer las últimas guerras, incluyendo la de Irak? ¿ Estarán sanos o tendrán disfunciones mentales que les permite perder el respeto a la vida de las personas y dormir tranquilos?. Quizás aquí, en el poder local, tengamos algún elemento que si pasara por un tribunal psiquiátrico, nos permitiría comprender mejor algunas cosas. Son buenos los gobiernos que organizan bien el conjunto de la sociedad. Una sociedad está bien organizada cuando todos los ciudadanos tienen la opción de vivir en libertad civilizada y no se confunde libertad con libertinaje, como viene sucediendo en la nuestra. Y además, tienen la opción de realizar alguna actividad digna, que les facilitan la oportunidad de vivir con las necesidades básicas individuales y colectivas cubiertas. Vivir dignamente no es un privilegio, es un derecho de todos los ciudadanos y es lo que tienen que garantizar los sucesivos Gobiernos. Los ciudadanos tenemos, de entrada, dos grandes problemas: uno, que los que dicen que resuelven los problemas, no los tienen y, con frecuencia, son los que nos los crean, y además hacen política con ellos; el otro gran problema es que aceptamos las diferencias sociales cómo si fueran dadas por la naturaleza, cuando son producidas por los que se aprovechan del poder político y económico. No tengan la menor duda, los problemas centrales que tenemos son problemas sociales y han sido creados desde el poder político y económico que, a su vez, gozan de gran complicidad. Al mismo tiempo, podemos decir que el gigantesco aparato conceptual destinado a describir los problemas que nos golpean, resulta contraproducente no sólo para resolverlos, sino para explicarlos. Está claro, si no percibimos las causas que producen los problemas, difícilmente podremos resolverlos o exigir a los gobiernos que los resuelvan. Un ejemplo: el Fondo Monetario Internacional (FMI), defensor, con el Banco Mundial, de la globalización del capitalismo feroz que nos invade, se presenta como un buen consejero, y viene a decirnos que los ciudadanos europeos no podemos seguir disfrutando de los beneficios de los derechos sociales. Lo que está haciendo el FMI es presionado a la CE para que la protección del desempleo desaparezca, y la educación gratuita y la sanidad se privaticen. Esto es muy preocupante. La pregunta es ¿Qué pintamos los ciudadanos si permitimos que en poco tiempo, unos pocos, a nivel global gobiernen nuestro presente y nuestro futuro?. Si fueran un poco respetuoso con los ciudadanos, deberían decirles a los países que tienen salarios de esclavos, sin sanidad ni educación, que deben hacer lo mismo que Europa, garantizar los derechos, y no al contrario, intentar quitarnos los que tenemos los europeos, que han costado dos siglos de lucha. Zapatero, dijo el 4 de abril ante la cúpula de la patronal, que estuvieran tranquilos, «que aquí hay que trabajar más». En esta reunión sólo había 42 personas, pero son las que mueven los hilos de la política económica de éste país. La cuestión es que Zapatero tranquilizó a los empresarios, pero no a los trabajadores. Lo normal hubiera sido hablar de todo: sí se trabaja más, habrá que subir los salarios más; y habrá que repartir también los beneficios que obtienen las empresas y los bancos con el trabajo de los trabajadores. Pero allí no se hablo de beneficios sino de trabajar más, de despedir fácil y sin costos. No es aceptable que las empresas hayan obtenido en 2004 unos beneficios insultantes y la mayoría de los ciudadanos seamos más pobres. Después de un año del cambio de gobierno, la oposición del PP, no ha hecho ni democracia, ni oposición, lo que ha hecho es meter ruido y confusión en la sociedad. Tratar de construir razones con sinrazones, creo que no tiene sentido, y menos que lo haga un partido. Pensaban Aznar y Rajoy ¿qué, después de dar una coz a la mayoría de los ciudadanos que se opusieron a la guerra de Irak, iban a obtener la confianza de la mayoría en las elecciones?. Aún siguen, a la fecha de hoy, acusando a Zapatero de ganar las elecciones por el atentado del 11-M Es probable que esta hipótesis sea cierta. Pero también es probable que el atentado se produjera por la ceguera, la insensibilidad que demostró Aznar cuando apoyaba la guerra. Entre más metan el palo en ese avispero, peor les irá. Fueron los ciudadanos los que decidieron a quién no debían votar y por qué. Hay que tener claro que los problemas que tenemos los ciudadanos hoy son heredados, y que la oposición que viene haciendo el PP, es incoherente. Pero si el Gobierno no aterriza y resuelve los problemas o los disminuye será su responsabilidad. No es suficiente proponer leyes marginales, aunque sean necesarias, cómo legalización del matrimonio gay o la ley de violencia de genero o las reformas de estatutos. Aterrizar es ponerse, sin aplazamiento, a resolver los problemas que tenemos los ciudadanos, empezando por la sanidad, la educación, la seguridad en la carretera- qué eso si que es terrorismo-, el precio de la vivienda, la economía sumergida, el descontrol en lo flujos migratorios, la extensión de la economía sumergida. Estos problemas indican con claridad que vivamos en un Estado mal organizado. Si Zapatero cree que con las reformas de los Estatutos, y poco más, pasa la legislatura, se equivoca. En ese caso la demagogia de la oposición se volverá realidad y se convertirá en una arma letal para el Gobierno. Es cierto que el Gobierno no tiene competencias directas para resolver los problemas de la vivienda, de la sanidad y la educación. Pero lo prometió. En las Campañas electorales se calienta demasiado la boca. Todos lo resuelven todo al día siguiente; y lo cierto es que pasan las legislaturas y los problemas siguen vivos. Los problemas los tenemos los ciudadanos. Por tanto, cuidado con las dichosas competencias.

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