Distintos

UNA VEZ defendido el modelo único de financiación autonómica, sólo hace falta que los asaltantes no insistan. Por muy numantinas o saguntinas que sean las resistencias, acaban cediendo al invasor. Por eso se dice, con toda verdad, que la colección más difícil, mucho más que la de Stradivarius, es la de mendrugos de ciudades sitiadas. El dinero es lo que nos hace más diferentes y ya hay bastante distancia económica entre unas regiones y otras y no digamos entre unas personas y otras. ¿Cuánto tardarán en integrarse los inmigrantes que acabamos de integrar? Ya tienen papeles, pero no sabemos qué papel les tocará representar en la sociedad. De momento sus campos de trabajo son el campo propiamente dicho, el servicio doméstico, la hostelería y la construcción. Lo que el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, llama proceso de normalización de inmigrantes, ha creado también una diferencia patética entre ellos. De las 690.679 solicitudes han sido rechazadas 21.670. Entre los sin fortuna, son los más infortunados. Dice nuestro terrible refranero que hijos de Adán y Eva somos todos y de una sola tierra sale el carbón y el oro. En el entramado social no es infrecuente ver a personas que hacen notables esfuerzos por diferenciarse. Ese es el verdadero objetivo de sus trabajos. El afán de singularidad es lo que más conspira contra todos los sueños de establecer una sociedad igualitaria. Hay gente que desea incluso tener un coche «diferenciado» y como no puede comprarse un Rolls Royce, que es la verdadera diferencia, adquiere una tapicería distinta a la de todos los de serie. A eso le llaman «personalizarlo». Una diferencia nueva, aunque viene fraguándose desde hace tiempo, es la que divide en dos grupos a fumadores y no fumadores. Un centro de investigación excluye a los primeros de sus ofertas de trabajo. Las palmas de los segundos echan humo.