AQUÍ Y AHORA
Los obispos y el Rey
SI SE CONFIRMA -como ha sido publicado- que en el seno de la Conferencia Episcopal hay quien pretende implicar al Rey en la polémica abierta por el proyecto de ley que regula los matrimonios entre personas del mismo sexo, habría que convenir que en tan purpurado sanedrín alguien está a punto de perder los papeles. O algo peor. Al monseñor, canónigo o aprendiz de presbítero que tal propuesta impulsa hay que decirlo que lea la Constitución: «Ninguna confesión tendrá carácter estatal», y por el segundo conocerá que: «De los actos del Rey será responsables las personas que los refrenden». ¿Quiénes son esas personas? Pues lo dice otro artículo, concretamente el 64.1: «Los actos del Rey serán refrendados por el presidente del Gobierno y, en su caso, por los ministros competentes». Con lo fino que solían hilar hace unos años en la Conferencia Episcopal, hablo de los tiempos de monseñor Díaz Merchán o de Elías Yanes, parece mentira el trazo grueso, como salido de aprendiz, de estos días. Si es verdad que quien ha puesto en circulación semejante insensatez trae a colación el caso del Rey Balduino de Bélgica -que llegó a abdicar un par de días para no tener que firmar una ley de divorcio-, es que en la curia tienen algún clérigo cripto republicano. Intentar presionar al Rey en la dirección que apuntan, sólo se le habría ocurrido al que asó la manteca. A alguien a quien por ignorancia o pereza a la hora de auscultar los latidos de la sociedad española no acaba de entender que vivimos en un país laico en el que la inmensa mayoría de los ciudadanos se saben mayores de edad.