Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

Tiembla hasta la patena de Peñalba

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HAY SEMANAS en la tierra berciana que más valdría hibernarlas. Porque ponen al descubierto todas nuestras desvergüenzas y esos pecados capitales que históricamente frenan cualquier posibilidad seria de desarrollo comarcano. A veces tiene que ser un señor de fuera el que con la perspectiva del alejamiento nos revele que nos sobra ilusión y ganas de tirar el dinero, más que preparación a la hora de promocionar nuestros alicientes turísticos. El secretario de Estado de Turismo, un leonés de la Ribera del Órbigo que se hace llamar Raimon con acento tripartito, les ha comentado a algunos de los alcaldes más significados de esta república cainita, y al propio presidente del Consejo, que no tenemos ni repajolera idea de vender Bierzo. Y lo hizo sólo unas horas después de que trascendiera públicamente la lucha histriónica que el Consejo Comarcal y el Instituto de Estudios Bercianos mantienen sobre Las Médulas por la caza del visitante despistado. En un clima de chalaneo y navajeo -con la pasta siempre por medio- que provoca auténtico sonrojo. En otras oportunidades, como ocurre en el conflicto entre Endesa y el grupo Victorino Alonso, no es necesario que nadie nos induzca esa misma amarga sensación nauseabunda. El macroempresario carbonero vuelve a convertirse en el mago del chantaje. Aunque esta vez el todopoderoso rival eléctrico pueda llevar a algunos a distinguir sobre el casco de Victorino unas plumitas de Robin Hood. Los arietes en la batalla de precios volverán a ser los obreros. De momento los tres mil de las minas del Bierzo y Laciana. Pero luego, no muy tarde, los damnificados serán los cuatrocientos de Compostilla II, que veremos cómo se las apañan en lo que queda de año para atropar los millones de toneladas que las empresas de Victorino Alonso han dejado de suministrar a la térmica. Porque, parafraseando a Inocencio Arias, que ha estado por Ponferrada, es probable que las querellas entre el minero y la eléctrica se arreglen mucho antes de que Bush decida recibir al conserje de su pueblo, que por lo que aventura el diplomático entrará por delante de Zapatero en la White House, salvo que éste entone barras y estrellas. A Endesa se le pueden seguir echando en cara su morosidad con el Bierzo -con la graciosa connivencia política-. Nada se sabe de los ciclos de gas que garantizarían el porvenir de Compostilla, y su aportación a la diversificación industrial sigue antojándosenos netamente deficitaria. Pero sus argumentos -judiciales incluidos- son mucho más cristalinos que los de su antagonista. Y la Subdelegación del Gobierno, por tanto, debería garantizar el funcionamiento de la térmica si Victorino lograra torcer al final la sensatez exhibida por los sindicatos. Aún en este ambiente enrarecido, nada me placería más que ese museo estatal de la energía prometido por el presidente del Gobierno se erigiera sobre la vieja térmica de MSP como sugirió Riesco. Pero no quiero ni pensar en el «precio» de la cesión. Me cuentan que en el Louvre, el cáliz y la patena de Peñalba son presa desde hace días de unas extrañas convulsiones nerviosas.

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