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TRIBUNA

Las energías alternativas y la venta de humo

Publicado por
JUAN ANTONIO RODRÍGUEZ FERRERO
León

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SON TANTOS los acontecimientos que de un año para otro se suceden en los sectores agrario y ganadero, que cada vez que tengo que sentarme para escribir coincidiendo con la festividad de nuestro patrón, que acabamos de celebrar, no sé por dónde empezar. Lo haré por orden de importancia ya que, tanto desde Bruselas, como desde la propia industria española, se pretende lanzar un torpedo justo en la línea de flotación de uno de los pocos sectores que hasta hoy ofrecen al agricultor cierta seguridad y garantía de renta en nuestra provincia. Este cultivo no es otro que el de la remolacha. Lo malo empezó en Bruselas, con una propuesta lanzada por el antiguo comisario de Agricultura, Franz Fischler, como regalo de despedida, antes de abandonar su cargo. Una propuesta que, por decirlo pronto y que se entienda, pretende rebajar la cuota comunitaria de azúcar en 2,8 millones de toneladas, y rebajar el precio de la remolacha en un 37%, unido a una rebaja del 33% en el precio del azúcar. Eso como líneas maestras, aunque la propuesta en cuestión va acompañada de otras lindezas como la posibilidad de trasvase de cuota entre estados miembros, rebaja de las restituciones a la exportación, etcétera. Eso fue lo que vino desde Bruselas, pero como lo malo nunca viene solo, resulta que tenemos a la zorra dentro del gallinero, ya que ha sido desde aquí, desde nuestro propio país, a través de la industria azucarera -Ebro Puleva-, desde donde se nos quiere poner el remate al sector con una puntilla certera. Mientras que en Bruselas se negocia el precio de la remolacha para los próximos años, a los señores de Ebro Agrícolas no se les ocurre otra cosa que sacarse de la manga una remolacha «superbarata» (ellos la llaman «extra») al precio de 36 ? cuando actualmente está en 48 ¿ . Y digo sacarse de la manga, porque es exactamente lo que han hecho, ya que para ello no han contado para nada con el sector, ni existe acuerdo alguno en el marco del AMI (acuerdo marco interprofesional), que es donde se deben acordar estas cosas. Es por lo tanto una remolacha ilegal, que además han repartido a su antojo, discriminando claramente a los cultivadores históricos, que son precisamente los que les han mantenido las azucareras a lo largo de los años. La nueva comisaria, lejos de enmendar el error de su antecesor, pretende ir más allá, con mayores rebajas de cuotas y precios. Y mientras todo esto sucede, y a pesar de que el propio presidente se comprometió en León ante las organizaciones agrarias a hacer de la remolacha un problema de estado, el Gobierno español esconde la cabeza como las avestruces. Nos gustaría también, si es posible, que nuestro patrón nos amparara ante lo que se nos viene encima con la última «reforma de la reforma de la reforma de la PAC». Y para que no falte de nada este año nos acecha también la sequía. Este viejo problema, -que en León es casi nuevo-, enerva los ánimos cuando vemos cómo la gestión del líquido elemento, en el que nuestra provincia sigue siendo rica, no se hace pensando precisamente en los devotos de San Isidro que habitamos en ella, sino en unos «macro objetivos de carácter estratégico nacional» ; que es lo mismo que decir que los cuatro que vamos quedando en los pueblos tenemos que ver cómo el agua que tenemos al lado y que ha anegado algunos de nuestros mejores valles, pasa por delante de nuestras narices hacia las zonas más desarrolladas y ricas para que se sigan desarrollando más, mientras continúan sin completarse los regadíos de nuestra provincia, y los cuatro que quedamos seguimos desapareciendo a buen ritmo. En ganadería las cosas no van mejor, y además de afrontar a corto plazo los problemas de la sequía y la nueva PAC, nos encontramos con una paradoja inexplicable en un contexto normal. Recién acabado un proceso de regularización de inmigrantes por el que han pasado a la legalidad muchos miles de extranjeros residentes en nuestro país, permitiéndoles vivir en igualdad de derechos con los oriundos de aquí, cosa de la cual, dicho sea de paso, me alegro enormemente; son los ganaderos históricos, que además de haber nacido y vivido toda la vida en su pueblo, llevan décadas con su explotación instalada en el mismo, los que resultan ser ilegales. ¡A buenas horas mangas verdes!, diría yo. Esperemos que la Administración regional, y desde Coag así se lo hemos exigido en varias ocasiones, demuestre ante el problema de la regularización de explotaciones ganaderas la sensibilidad que requiere, para que los ganaderos (los que van quedando) puedan desarrollar su profesión, y finalizar su vida profesional al frente de las mismas. Para ir terminando, y como al campo también llega el asunto de las modas, ahora están de moda las energías alternativas. Serán alternativas como energías, otra cosa es que lo sean para los agricultores, pues me asaltan serias dudas sobre el hecho de que producir materia prima para plantas de biodiesel -por ejemplo-, nos pueda servir como alternativa real de futuro. Pero la venta de humo, que se ha convertido en el deporte nacional de nuestros políticos en los últimos años, lo ha puesto de moda. Que conozca yo, hay proyectadas en nuestra región como media docena de plantas de este tipo, algunas de ellas en nuestra provincia. Se han hartado a dar charlas por los pueblos y la opinión general de los agricultores es unánime. «En las condiciones que nos plantean estas plantas no son rentables». Quizá sea ese el motivo de que algunas de ellas lleven proyectadas desde hace varios años, y a día de hoy no termine de cuajar ninguna. Mucho me temo que los que «venden» estas industrias, tampoco están pensando en nosotros para abastecerlas, sino en «las explotaciones del futuro», «las modernas», «las viables», «las guais», esas de 800 ó 1.000 hectáreas, que lo mismo te producen soja casi gratis para biodiesel, que remolacha «extra» medio regalada para Ebro Puleva. Por eso quizá también serán los mismos gurús los que apuestan en nuestra provincia por una y otra cosa. Desde Coag aplaudimos y apoyaremos todo lo que sean nuevas iniciativas que nos permitan rentabilizar otros cultivos, pero exigimos de las Administraciones y políticos en general responsabilidad y seriedad a la hora de abordar estos temas, de forma que no se creen falsas expectativas. Además no debemos engañarnos, esas explotaciones «de ensueño» no están al alcance del grueso de la tropa. Pagar rentas, modernización de regadíos, costes de producción y la escuela de los chicos, no es compatible con regalar las producciones que saquemos, por muy grandes que estas sean. Los números siguen sin cuadrar. Por eso tendrá que ser capital de fuera quien venga a hacer eso, y resulta que nos podemos ver a corto plazo, en la misma situación que países como Argentina, donde una explotación de 1.000 hectáreas es pequeña y resulta que sus propietarios se mueren de hambre y tienen que abandonar. Exactamente igual que en Estados Unidos, si no fuera por que su gobierno les ha echado un flotador al cuello en forma de ayudas directas. Buen ejemplo de lo que digo lo hemos tenido este año con el maíz, en que de poco han servido las buenas producciones obtenidas, cuando el precio recibido por ellas roza muy seriamente el umbral de la rentabilidad. Pero en fin, buena falta le hará a San Isidro energía adicional, que no tiene por qué ser alternativa, a pesar de que al precio que está el gasóleo agrícola tampoco sería descartable, para ayudar a sus fieles a hacer frente al futuro.