Mujer y poder

MÁS DE la mitad de los parlamentarios vascos son mujeres. La nueva presidenta de la Cámara, también. Al margen de las componendas partidistas que desbloquearon la situación de empate que obligó a repetir hasta 10 veces las votaciones, lo cierto es que la elección de Izaskun Bilbao como presidenta del Parlamento Autónomo es en sí mismo un hecho significativo. También el Parlamento de Andalucía tiene presidenta y mujer es la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. No es cuestión de analizar lo de la cuota, de cotejar porcentajes para ver si se cumplen los compromisos de paridad. De lo que se trata es de que la política refleje lo que sucede en la sociedad española; y lo principal de lo que sucede es que en España hay más mujeres que hombres y esa diferencia aún no se refleja en el reparto de las responsabilidades y el poder. Tenemos ministras, consejeras y concejalas, pero, que recuerde, no hay una sola rectora de Universidad. Y eso que el número de mujeres universitarias es muy superior al de hombres. Más estudiantes y bastantes más tituladas. Otro tanto ocurre en los medios de comunicación -con excepción del caso de Carmen Cafarell, directora general de RTVE. Al margen de su caso no recuerdo que en estos momentos haya ningún otro canal de televisión, cadena de radio o periódico de proyección nacional que este dirigido por una mujer. Hay revistas especializadas, por ejemplo Historia y Vida , dirigida por Isabel Margarit, doctora en Historia, y también algunas revistas del segmento considerado como lectura para mujeres -horripilante concepto, éste, por cierto-, pero, son casos contados. Lo común es que sean hombres quienes estén al timón de los medios, con todo lo que eso implica a la hora de proyectar una mirada sobre el mundo. ¿Y qué decir de los bancos? Si descontamos el caso de Ana Patricia Botín, -en su caso, amén de la valía personal, el apellido sin duda pesa-, la lista de mujeres en puestos de alta gestión bancaria es muy corta. Estamos avanzando en paridad pero todavía andamos lejos en igualdad. Igualdad quiere decir eso: que las mujeres deben tener las mismas oportunidades que los hombres, no más, pero tampoco menos. Por eso, al margen de las circunstancias políticas que han rodeado la elección de Izaskun Bilbao, me parece una buena noticia que sea una mujer quién presida el Parlamento vasco. A ver si dentro de un mes podemos escribir otro tanto del Parlamento de Galicia.