Violadores de bebés

EL DISCURSO, la reflexión sobre los límites de la naturaleza humana, eclosiona con las nuevas tecnologías ampliando los vértices de la maldad más increíble y la heroicidad más sublime. La noticia de que existen violadores de bebes que gravan sus fechorías para rentabilizarlas en Internet hacen difícil cualquier comentario porque el horror ofusca la razón para encontrar una explicación a esa maldad. Internet es un apoyo del progreso pero también facilita la rentabilidad de los crímenes más abominables, como no podemos caer en el primitivismo de negar la evolución de la tecnología, la solución está en bucear en el alma humana para detectar la raíz del mal. Tengo tanto horror acumulado sobre esta noticia que se me hace imposible profundizar mucho más, porque las emociones bloquean los mecanismos de la lógica y la razón sucumbe ante lo que se me antojaba inimaginable. Tenemos que dedicar todos nuestros esfuerzos a este combate con un mal difícil de superar en cualquiera de sus dimensiones éticas y morales. Quizá, en un día como hoy, todos debiéramos tener la oportunidad de pasar la jornada con una Madre de Calcuta atendiendo con nuestras propias manos a los indefensos de la tierra que crecen al mismo ritmo que suben los índices bursátiles. La esperanza es que el lado oscuro de esta fuerza, que es la civilización, convive con las esperanzas más nobles y nuestro afán tiene que fundamentarse en la expectativa de que el desequilibrio hacia la bondad será un día inexcusable. Mientras tanto, el horror nos tiene que dotar de firmeza y serenidad para castigar a los culpables y para buscar las causas de que estas cosas sean posibles.