Diario de León

EL MIRADOR

4-J, víctimas y verdugos

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL PRÓXIMO 4 de junio van a celebrarse en España dos manifestaciones de signo diametralmente opuesto. La convocada en Madrid por la Asociación de Víctimas del Terrorismo tendrá como lema «Por ellos, por todos; negociación en mi nombre, no». La anunciada en Bilbao por Batasuna, y apoyada por algunas figuras históricas del radicalismo filoetarra, paseará con el lema «Ahora el pueblo, ahora la paz, ahora la democracia». La AVT se opone a que el Gobierno negocie con ETA, pero intenta evitar que algún partido político instrumentalice su manifestación y que en ella se repitan algunas imágenes de la celebrada hace unos meses. Los organizadores han recibido el apoyo de varias asociaciones de afectados por acciones terroristas, y aseguran que no pretenden organizar un acto contra el Gobierno. Si alguien tiene algún derecho, lo que es moralmente dudoso, a hablar en nombre de los muertos, son los deudos de quienes han sido asesinados por el terrorismo. Su voz, muy plural actualmente, debe ser escuchada y atendida, pero nunca como un medio político de presión. La mera existencia de esas víctimas de la crueldad asesina y de la sinrazón supone ya una fuerte presión moral que tal vez no debiera expresarse en la calle, por lo que la calle tiene de escenario apasionadamente extravertido. Si fueran ciertas algunas confidencias políticas al alcance de casi todo el mundo, el entorno de ETA, siempre fiel a las consignas que le transmite la banda, no acertaría a disimular actualmente las ganas de la organización terrorista por aferrarse a cualquier agarradero que le facilitase declarar una tregua definitiva. No se puede interpretar el brutal último atentado como un gesto de impaciencia etarra, pues lo natural es calificarlo de acto criminal a secas. Pero la unanimidad con que los portavoces de la ilegalizada y activa Batasuna reprenden, lo que ya es cinismo, al Gobierno por no salirse de la senda incorrecta, según ellos, de la represión policial y judicial intentaría transmitir la sensación de que hay abierto un panorama de diálogo. Un diálogo que no debiera sentirse entorpecido por atentados terroristas. Da un poco de grima hablar en la misma columna de dos manifestaciones convocadas por personas de distinta categoría moral. Las víctimas del terrorismo llevan su dolor a cuestas, mientras que sus verdugos, que no parecen doblarse por el peso de sus crímenes, se consideran con derecho a recriminar al Gobierno de Rodríguez Zapateropor respetar la ley y a advertirle de que, según Tasio Erquizia, por ese camino va «al fracaso político». Da la sensación, sin embargo, de que a ETA le ha entrado la prisa por disponer de un clavo del que colgar una tregua creíble, y aceptable por la mayoría de sus miembros. Pero sus bombas, en Madrid o en Barakaldo, producen un efecto opuesto al deseado.

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