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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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LA DETENCIÓN y puesta en libertad bajo fianza de Otegi ha ayudado a aclarar las cosas y las posiciones de cada cual. El Gobierno han hecho pública declaración de que con atentados no hay diálogo, la oposición del PP se ha mostrado mucho más razonable que en las semanas anteriores en su apoyo al Gobierno democrático vigente, y la banda y su brazo político habrán tenido que llegar a la misma conclusión: que una cosa es la oferta de diálogo del Gobierno y otra cosa distinta es el funcionamiento de las restantes instancias e instituciones del Estado: la lucha antiterrorista seguirá deteniendo a todos los etarras que pueda e impidiendo con todas sus fuerzas cualquier actuación criminal, y los jueces de la Audiencia deberán seguir reclamando y depurando las correspondientes responsabilidades a todos cuantos han podido tener o aún mantengan relación con la banda o con su brazo político. Cada uno de los poderes del Estado es perfectamente consciente de la tarea que debe realizar y no parece que haya habido interferencias de unos y otros, contra lo que pudieran hacer creer las palabras de Otegi. Según el propio Otegi, las cosas están como estaban: Gobierno y ETA, siquiera una parte de ETA, siguen abiertos al diálogo aprobado por el Congreso de los Diputados, es decir, en esas condiciones que han reiterado en los últimos días portavoces autorizados del Gobierno: cuando cesen las armas, las extorsiones y las bombas. Cuando se den esas felices circunstancias, que parece que una parte de la banda terrorista se niega a aceptar y asumir, pudiera producirse, finalmente, el comienzo de un diálogo sobre cómo los seiscientos y pico etarras presos pudieran beneficiarse de la generosidad del Estado: con traslado a cárceles más próximas a la residencia de los familiares, acaso acelerando la redención de algunos de ellos, los más dispuestos a reinsertarse socialmente y a aceptar la nueva situación de condena de toda clase de violencia, y a quienes menores condenas tengan por razón de su trayectoria criminal. Siempre se han comprometido, los sucesivos gobiernos democráticos, a mostrarse generosos con quienes muestran propósitos de enmienda indudables y abominan de su pasado anterior. Por lo demás, el fiscal general del Estado salió a desmentir que hubiera participado en alguna clase de diálogo con los etarras o con portavoces de ETA, en ese diálogo que se viene planteando. No hay razón para dudar de su mentís, aunque bien pudiera formar parte de los comisionados que el Gobierno pudiera determinar, en su momento, para afrontar la delicada cuestión de determinar con precisión el resultado del diálogo con ETA.

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