Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LOS ACONTECIMIENTOS no le hacen caso a nadie. El 'no' francés ha dejado K. O. a la Unión Europea por bastante más de los diez segundos reglamentarios, pero no ha sorprendido, ni siquiera al noqueado Jacques Chirac. Los franceses han dado una sabia lección de egoísmo. No desean pertenecer a un club tan poco selecto. Veinticinco países son muchos, sobre todo si uno de ellos es Turquía. Se cruza este rechazo a la Constitución europea con el nuevo rumbo que se dispone a emprender nuestro ministro de Defensa, que prepara otras tres reformas legales para diseñar el Ejército profesional del siglo XXI. El señor Bono está embalado y habla con absoluta claridad, cosa que siempre desconcierta en un político. En el Día de las Fuerzas Armadas ha dicho que «el Ejército defiende que España sea y vaya a seguir siendo patria indivisible». Bien. Lo que sin duda ha tenido en cuenta en sus previstas reformas es el decaimiento del ardor guerrero que se ha experimentado en nuestra nación. No creo que sea reciente. ¿Es que en los tiempos antiguos los jóvenes españoles anhelaban dejar su hogar y su trabajo para alistarse? Había soldados de 'cuota' que delegaban el honor de servir a la patria en muchachos más pobres que ellos mediante unas monedas. La situación actual es distinta, ya que antes no se daba la figura del objetor de conciencia, no se sabe si porque la conciencia estaba menos desarrollada o porque no se podía objetar nada, pero también dependía de la remuneración. Un Ejército profesional debe estar decorosamente pagado, pero ahí viene el lío: ¿a qué le llamamos una paga decorosa?, ¿a la de un consejero autonómico?, ¿a la de un maestro de escuela? Ahora Defensa aspira a reclutar a 2.000 inmigrantes como soldados este año. ¿Quién les iba a decir que huirían en patera de sus patrias para defender ésta? Ya digo que los acontecimientos hacen lo que les da la gana.

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