Diario de León

DESDE LA CORTE

Las víctimas, don Gregorio y el PP

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FERNANDO ONEGA
León

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HOY «TOCA» manifestación en Madrid; una manifestación que ocultará por unas horas los ecos electorales de Galicia y se supone grandiosa, porque es convocada por la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), y ha sido concebida como una protesta contra lo más sensible de la política actual: la negociación con ETA. El mensaje que se envía al gobierno es crudo: «no en mi nombre». Es decir, que rechazan todo tipo de diálogo con quienes han segado las vidas de sus familiares. Mucha gente les respaldará. Lo único negativo de su protesta es el acompañamiento: el PP se ha volcado de tal forma, convocando a militantes y enviando a todos sus líderes, que parece una manifestación de la derecha, directa contra Zapatero. Tiene razón Peces-Barba al justificar su ausencia, porque, dice, se trata de una acción «contra la política del gobierno». De ese acontecimiento quedarán dos debates. Uno es de fondo: ¿puede una asociación, aunque sea tan emblemática como la AVT, condicionar una salida negociada del terrorismo? Se ha dicho que no se debe obstaculizar una resolución aprobada por el Congreso, pero eso, con perdón, no es consistente. Por esa razón, no sería criticable, por ejemplo, la ley de la Televisión Digital Terrestre. El Congreso no es un ente infalible. No habla ex cátedra. No es siquiera el Tribunal Constitucional. Mi opinión es que la AVT tiene todo el derecho a protestar y a hacer valer sus criterios; pero, si hubiera una esperanza mínima de terminar con la violencia sin precio político -que hoy, lamentablemente, no existe- el interés general se tendría que imponer al dolor que todos compartimos. El segundo es personal. Por segunda vez, el Alto Comisionado para las Víctimas, don Gregorio Peces-Barba, se niega a asistir a una manifestación de las víctimas. Y lo explica: él no es su representante, aunque las defienda. Es representante del gobierno. Lo es tanto, que Zapatero lo nombró por su cuenta, sin consultarlo a nadie, ni siquiera al Pacto Antiterrorista, que entonces estaba vigente. Se podría añadir: también la ministra de Agricultura y Pesca defiende a los pescadores, pero ni siquiera habló con los fracasados de la costera de la anchoa. Pero en este caso, no hay comparación que valga. Una asociación de víctimas del terrorismo no es un sindicato ni una agrupación gremial. No debiera haber fronteras entre su representación y la representación del gobierno. No están en territorios distintos. Y si lo están, anotémoslo con dolor en el alma. Cuando un gobierno y las víctimas del terrorismo están enfrentadas y un alto cargo no se siente representante de su asociación, algo grave está pasando: o las víctimas o el Alto Comisionado están manipulados. Qué pena.

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