El parto de los montes

¿LE INTERESAN a alguien las conclusiones de los partidos sobre la matanza del 11-M? Tengo serias dudas, pero, como decía aquel, «es lo que hay». Ayer terminó el plazo de redacción, y ahora sus señorías disponen de catorce días para llegar a algún tipo de acuerdo. Será el día 22. En esa semana, por cierto, lo sabremos todo: si los inmigrantes le darán a Fraga la mayoría absoluta; si Zapatero convence a las víctimas; si Ibarretxe consigue la investidura a la primera; si se logra ese consenso de conclusiones¿ Mientras tanto, se ha filtrado lo sustancial de los trabajos parlamentarios, y no se conmueven las estructuras del Estado. Lo único cierto, a base de sumar papeles, es que no hubo nadie bueno: unos han manipulado hasta el 13 de marzo, y los otros también. Unos han ocultado o retrasado información, y otros la han utilizado con idénticos objetivos. Si había dudas sobre quien montó la trama, seguimos con ellas. Si hace tres meses faltaban declaraciones, ahora también. Si el Partido Popular pensó siempre que el atentado sirvió para echarlo del poder, ahora certifica que, en efecto, se hizo «para cambiar el sentido del voto». Es una película ya vista. Lo único novedoso de los papeles filtrados es la mayor templanza del PSOE. Ha dejado de acusar al gobierno Aznar de «imprevisión», y sustituye este término por «insuficiencias» o «desatención a las alertas». Es buena señal: por fin se han dado cuenta de que algo así le puede pasar a cualquiera; incluso a ellos. Y, si ocurriese tal tragedia, ¿cómo lo podrían explicar después? ¿Dirían que también les falló la previsión? De momento, se curan en salud. A continuación tenemos, como es habitual, el «numerito» de Esquerra Republicana. Elefantes en cacharrería. Lo que menos les importa es qué ha pasado. Son capaces de sostener que Aznar deseaba un atentado de ETA antes de las elecciones. ¡Hale! ¡Barra libre a la imaginación! ¿De dónde han sacado ese dato? ¿Hay una sola declaración que lo indique? ¿Algún indicio en los hechos conocidos? Ninguno, pero no lo necesitan: aplican con descaro el principio del «no dejes que la realidad te estropee una bella conclusión». En esas manos estamos. Quienes actúan con tanta frivolidad son los mismos que orientan y deciden, en parte, la política de este país. ¡Qué gran negocio hicieron Maragall y Zapatero el día que dicidieron depender de su apoyo! ¿O será verdad que, como declara Zaplana, los de Esquerra dicen lo que el PSOE no se atreve a decir? No lo sé. Ante este panorama, lo único a que podemos aspirar es a que se entiendan al menos en una cosa: en las medidas que se deben adoptar para evitar nuevas jornadas de luto. ¿Nos darán esa satisfacción? No parece mucho pedir. O sí.