Diario de León

EL RINCÓN

En busca de la mentira

Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

Creado:

Actualizado:

HAY MUCHO interés en seguir indagando hasta que la mentira resplandezca. También ella hace libres a muchas personas que debieran estar en la cárcel. El día 8 de abril del lejano año del 2003, un tanque estadounidense disparó contra un hotel en el que se alojaban los periodistas extranjeros que cubrían la guerra de Irak. Murieron dos personas que no portaban más armas que sus prismáticos: el cámara de Telecinco, el gallego José Couso, y el periodista de Reuters Taras Protsuyk. Fueron dos asesinatos, dentro del gigantesco asesinato que sigue siendo la invasión. La Audiencia Nacional ha reactivado las pesquisas y pide interrogar a tres militares norteamericanos, pero el Imperio ha respondido que «llegará un día muy frío en el infierno antes de que eso ocurra». Jamás se podrá esclarecer el caso del Yak-42, a pesar de que la OTAN ha admitido responsabilidades por desconocer las subcontrataciones. Lo mejor para no tener que afrontar la verdad es desconocerla y España no ejercerá su derecho a inspeccionar ni el avión ni el contrato. Hubo muchas partes contratantes de la primera parte: la Chapman Freeborn le encargó el vuelo Volga Dnepr, que se lo encargó a Adriyatik LTD, que se lo encaró a JTR Company SAL, que a su vez también se lo encargó a Um Air. Así hasta que los restos de nuestros militares, no juntos, sino revueltos, llegaron de vuelta y el señor Federico Trillo, conocido también como Juntacadáveres, los envolvió en banderas españolas. Después de esas cadenas hechas con eslabones de mentiras, ¿tiene mucho sentido que el PP acuse a Bono de mentir porque nadie le agredió en una manifestación? El ministro dice que los puñetazos y los puntapiés «le parece poco a algunos». Lo cierto es que no dejaron huella. Puede que Bono sea un gran encajador y tenga además eso que en el argot de boxeo se llama piel de suela de zapato. Hay púgiles a los que no se les marcan marcan los golpes. Es una casualidad que no hay que confundir con tener un rostro de cemento.

tracking