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EL BALCÓN DEL PUEBLO

Tres sábados consecutivos

Publicado por
J.F. PÉREZ CHENCHO
León

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EL ALCALDE de Salamanca, Julián Lanzarote, ha convocado la manifestación contra la ley que se tramita en el Parlamento por la que se devolvería a la Generalitat de Cataluña los documentos incautados por el ejército franquista en 1939. Cuando escribo desconozco la respuesta, aunque no dudo que habrá sido masiva. El eslogan era claro: «Por nuestros valores, por nuestra historia en común, por nuestra dignidad, por la unidad del Archivo». El alcalde de Salamanca es el último dinosaurio en Castilla y León de aquel ramillete de corregidores estrafalarios: Morano en León, Jambrina en Palencia y Peña en Burgos. La diagnonal quedaba completada con el presidente cántabro, Hormaechea. El Partido Popular se ha convertido últimamente en una especie de agencia de excursionistas. Ha fletado cientos de autobuses -21 salieron ayer desde León hacia la capital charra- para conseguir una manifestación multitudinaria. Lo habrá sido, sin duda, porque no se puede negar la eficacia de los populares en estos asuntos. Lo cierto es que el Partido Popular ha convocado tres manifestaciones en otros tantos sábados consecutivos. Y las tres durante la campaña de las elecciones gallegas. Si en el primero tocó en Madrid acompañando a la AVT, pidiendo el cambio de la política antiterrorista del Gobierno, la de ayer fue en Salamanca por la unidad del Archivo, la del próximo será de nuevo en la capital de España en contra del proyecto de ley, también en el Parlamento, que autoriza el matrimonio entre homosexuales. Cuenta con el aliento y bendiciones de la cúpula episcopal. En política no hay casualidades. Y como no las hay, hemos de deducir lo siguiente: Que el Partido Popular está realmente obsesionado con la posibilidad de perder la Xunta de Galicia. Eso por un lado. Por otro, que las elecciones gallegas les importan mucho más que las víctimas del terrorismo, los papeles de Salamanca o el matrimonio entre homosexuales y entre lesbianas. No tienen inconveniente en instrumentalizar estos temas para influir en las elecciones gallegas. La cuestión que se plantea es que la actual dirección del PP se lo está jugando todo a una carta. Encuestas y barómetros, como meigas entre bosques de eucaliptos o en plena agitación frente a la Costa da Morte, no le son propicios. Quizá ahí radique esta tenaz resistencia. Si a pesar de todo en esta campaña que tendrá la respuesta ciudadana en las urnas el domingo próximo, el PP perdiera la Xunta de Galicia, no sólo habría perdido su trono S. M. don Manuel I de Galicia, ya viejo y sin reflejos, sino que la actual dirección nacional le acompañaría en esa responsabilidad. No pondría eco a la disensión la excusa ya velada de Rajoy: el que se presenta es don Manuel, no yo. Pero es que, además, se habrán quedado sin programa político. Aunque, claro, siempre les quedará para el resto de legislatura el espantajo de Carod-Rovira, como en la anterior tuvieron al lehendakari Juan José Ibarretxe. Desde el Partido Popular pretenden que elijamos entre Ángel Acebes y Carod-Rovira, olvidando que los españoles ya eligieron por mayoría a José Luis Rodríguez Zapatero. Ya no hay más sábados disponibles antes de las elecciones gallegas. Luego llega el verano y, tal vez, exista relajación política. Falta nos hace.

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