Cerrar
Publicado por
JULIO ÁLVAREZ RUBIO
León

Creado:

Actualizado:

HACE VEINTICINCO años que la MSP acometió la primera explotación a cielo abierto en Laciana, por las bravas y sin licencia municipal. Le bastó con el sostén argumental de un hábil maniobrero y sindicalista que, amén de asalariado suyo, aspiraba a gobernar el municipio. En pocos meses, ambas partes consiguieron lo que buscaban. El entonces alcalde, Manuel Rodríguez Barrero, falto de respaldo por parte de la Administración y conociendo los tiempos que maneja la justicia, tocó a rebato y ocupó el monte para llamar la atención sobre el desafuero. Barrero quiso ser un estimulante social y lo consiguió, aunque sin reparar en que el uso de excitantes no está libre de contraindicaciones y efectos secundarios. Quizá la confianza desmedida en la propia capacidad -mesianismo, dijimos entonces- le impidió valorar el respaldo que podía obtener de los ciudadanos en un trance tan delicado. Porque él mismo clamaba siempre contra una actitud que, a su juicio, estaba generalizada en el valle: el desinterés por los asuntos públicos, la inclinación a dar pábulo a cualquier rumor interesado antes que buscar información rigurosa, el individualismo y el ande yo caliente. La sobredosis de excitación que supuso la batalla de Leitariegos asustó a la mayoría aristotélica que, en situaciones turbulentas, prefiere el aurea mediocritas, la tranquilidad del alma a cualquier precio, la no significación, la placidez que procura el ansiolítico. De modo que sustituimos al excitante Barrero por un narcótico de amplio espectro, capaz de diluir cualquier amago de inquietud. Sólo un estupefaciente integral podía vendernos este triple mensaje: que la restauración del monte mejoraría la obra de la propia naturaleza, que las reservas de carbón en Laciana aseguraban pleno empleo para dos siglos y que, en el peor de los casos, la minería a cielo abierto garantizaría la viabilidad de MSP hasta que la reconversión industrial fuese completa. Esta primera etapa de alucinación duró ocho años y debió haber acabado con el chasquido de la quiebra en Minero Siderúrgica de Ponferrada. Pero ni siquiera entonces amaneció en el valle la aurora de rosáceos dedos. Al contrario, tras aquellas movilizaciones hiperbólicas y conmovedoras, la noche se cerró todavía más invitando a proseguir el sueño, ahora inducido por el más poderoso de los narcóticos: la jubilación precoz y masiva. Transcurrió un cuarto de siglo y, al margen del hospital que aún no se puso en marcha, ni una sola actuación efectiva ocurrió, capaz de abrir vías nuevas al desarrollo económico. Peripatético fue el festejo político y sindical con que se celebró la mejora de la carretera entre Ponferrada y Villablino. Una vía con tal densidad de tráfico que debería haber sido acondicionada diez años antes y sin necesidad de recurrir a fondos Miner. Durante todo este tiempo perdido y al reclamo de las subvenciones sin control, gurús oportunistas se agolparon a las puertas del valle para vender teorías sobre desarrollo sostenible y dinamización social. Vocearon un futuro basado en la producción artesanal, la ganadería, la manufactura agroalimentaria o el turismo rural. Pero aunque dispusieron de potentes altavoces, eludieron pronunciarse ante el avance implacable de Othar. ¿Qué clase de estímulo reciben los posibles inversores para arriesgar su capital? Las minas a cielo abierto revientan de manera irreversible los montes en Villaseca, Carrasconte, San Miguel, Orallo y Caboalles. La destrucción ocurre en la alta montaña, donde las prometidas restauraciones recuerdan apaños funerales en un cuerpo que fue hermoso antes de la decapitación y la autopsia. Peluca, colorete y maquillaje hacen soportable la visión de la muerte en las primeras horas pero debajo de la piel no hay sino escombro y material tóxico. Con la disculpa de que es necesario fijar la población, los desgobiernos municipales permiten la proliferación de chabolas y urbanizaciones encubiertas por toda la rosa de los vientos y subvenciones millonarias sin criterio ni control producen resultados lamentables como el llamado Camino Verde. Desarrollo sostenible es aquel que se mantiene sin consumir la propia fuente. ¿Es la minería a cielo abierto un ejemplo de desarrollo sostenible? ¿Y la degradación imparable de un paisaje natural e histórico que suponía la mayor riqueza del municipio? Por este camino, ¿quién aventurará su crédito en actividades ganaderas, artesanías populares, industria agroalimentaria o turismo rural? Hace dos años, el Valle de Laciana negoció el título de reserva mundial de la biosfera. Es muy revelador que de la docena de revistas especializadas en viajes y patrimonio que se publican en España, ni una sola haya dedicado su portada a un valle que ostenta semejante título. ¿Cómo es posible? ¿Echaremos la culpa a los editores? Y por si acaso los viejos narcóticos dejasen de hacer efecto, aparecen de continuo adormideras nuevas como el Parador Nacional de Turismo o la autopista que tendría que abrir en canal las riquísimas vegas del Luna para atraer industrias a la comarca. ¿Qué industrias? Acerca de lo que cabe esperar nos ilustra la experiencia de los años pasados, que ni siquiera fue inocua. Tres mil habitantes perdidos, una enorme dentellada al patrimonio y toneladas de descrédito. Hace unos días, el secretario de medioambiente en el PSOE de Laciana proclamaba que la conservación y el respeto por nuestro entorno natural es imprescindible para la alternativa de futuro. Dicho esto, denunciaba la esquilmación incontrolada y permitida que se está llevando a cabo y pedía la creación de una fiscalía general de medio ambiente que acabe con la impunidad de que goza el empresario minero. Paralelamente el gobierno municipal, también del PSOE, trataba con la junta vecinal de Caboalles de Abajo sobre la posibilidad de dar luz verde a más explotaciones a cielo abierto a cambio de cincuenta puestos de trabajo (con fecha de caducidad en seis años, hay que suponer). ¿Quién lo entiende? Y desde Izquierda Unida se reclama la nacionalización de la empresa. ¿Quién da más? El peor de los soporíferos es el que busca confundir los niveles de responsabilidad asociando en exclusiva las siglas MSP al Murky Side of Power o el reverso tenebroso de la fuerza. Y no. La administración pública, en sus tres niveles, es responsable de lo que ocurre. Es ella quien puede y debe afrontar los hechos, rastrear el destino de las subvenciones -de todas las subvenciones-, investigar las repercusiones medioambientales, sus efectos sobre la salud de las personas, su transcendencia cara al futuro de la economía y exigiendo que la ley se cumpla. Y los dirigentes políticos, cada día mejor instalados como consejeros de sociedades herméticas y acaparadoras de poder e influencia, son responsables del descrédito y de que cunda el general desinterés y la pérdida de toda esperanza por avanzar hacia una sociedad verdaderamente libre, culta y participativa. Hace año y medio se constituyó la plataforma cívica Filón Verde para defender la riqueza medioambiental y patrimonial de la comarca. Desde entonces no ha dejado de actuar con valentía y decisión, prestando un cuidado exquisito a no dejarse enredar por la red de los profesionales. Hace unos meses se vio obligado a dimitir el alcalde Ángel Crespo porque los profesionales jamás le respaldaron y el salto desde la honestidad al heroísmo no es exigible a nadie. Hace unos días volvió Manuel Barrero a Villablino, ahora apoyado por Los Verdes Europeos, para reflexionar en público sobre el penoso camino que estamos recorriendo y proponer una salida. Utilizó el auditorio de la Casa de Cultura cuya construcción promovió él mismo hace un cuarto de siglo. Le fue reservado un mal día y una hora pésima porque aquellas dependencias tienen gran demanda. Significativo detalle éste. Las obras ejecutadas en la época de Barrero, hace ya un cuarto de siglo, son las más utilizadas y provechosas. Como recogían las Crónicas pésicas de Pedro A. Collar publicadas en este mismo diario, algo se mueve por fin. Parece que volvemos a tener a nuestro alcance algún estimulante capaz de ayudarnos abrir los ojos de par en par y a disponer de argumentos consistentes para pensar y decidir de una vez por cuenta propia.

Cargando contenidos...