EL RINCÓN
Catálogo de ricos
ESPAÑA cuenta con 141.000 señores particulares que tienen más de un millón de dólares en fondos disponibles. Somos, según el informe elaborado por el banco de inversión norteamericano Merrill Lynch y la consultora Capgemini, el país que durante el año pasado registró el mayor aumento de grandes patrimonios, exceptuado el Reino Unido. ¿No es para sentirnos orgullosos? No se entiende cómo los obreros de la construcción, los parados y lo que se pasan los lunes al sol porque cerraron los astilleros no se manifiestan jubilosamente. ¿Cómo pueden ser tan insolidarios? Tener 141.000 compatriotas nadando en la abundancia debe llenarnos de contento a todos. Por desgracia hay mucha gente, entre los que abundan los que perciben el salario mínimo, que no se alegra ante el bien ajeno. Personas que no saben disfrutar sabiendo lo mucho que disfrutan otros. Los hay incluso dados a la envidia, que llegan a pensar que esas acumulaciones de dinero constituyen una prueba irrefutable de que tanto el cristianismo como el marxismo son dos experimentos fracasados. No se sabe bien por qué, para medir a los epulones de paisano, se establece la barrera del millón de dólares, sin tener en cuenta además los activos de carácter inmobiliario. Los expertos creen que entre las razones que explican el crecimiento de nuevas fortunas figuran los bajos tipos de interés, pero otros creen que lo más influyente son los bajos instintos. Siempre me acuerdo de lo que decía Leon Bloy. Estaba convencido de que para saber el concepto que tiene Dios del dinero basta fijarse en la gente a quien se lo da. Yo me fijo bastante. Observarles de cerca es mucho más difícil que examinar atentamente a los pobres: son mucho menos numerosos. Nunca he percibido en ellos cara de preocupación alguna ante la perspectiva de entrar con dificultad en el reino de los cielos, como los camellos por el ojo de una aguja, que dice la referencia bíblica. En cambio, los camellos sí que realmente tienen cara de preocupados.